lunes, abril 23, 2012

Sobre la tarde de los Torrehandilla y Torreherberos en Sevilla

Escribe Antonio Lorca:
¡Qué petardo!, ¡Qué vergüenza!, ¡Qué desolación! ¡Qué pena de fiesta! Entre todos la están matando y ella sola morirá más pronto que tarde. No queda la menor duda. Y mientras se produce el óbito, el público aplaude el toreo descendido a categoría de ordinariez; la autoridad le inflinge una estocada mortal con su reiterada pasividad, y los taurinos tratan de hacer caja con celeridad antes de que se agote este filón tan ventajoso para las figuras.
El festejo celebrado ayer en Sevilla fue el reflejo del estado de coma que padece la fiesta a pesar de recientes apoteosis almibaradas que solo consiguen ocultar momentáneamente la gravedad de la enfermedad
Nota: Ver a El Cid en estas pantomimas es desolador 

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