jueves, mayo 31, 2018

Don't freak out (Carlos Alonso)






El toreo es tragedia. Axioma fundacional. Concepto innegociable. Trauma que lo convierte en Verdad, que lo legitima como el único rito iniciático que se mantiene en el sentir humano de una humanidad ida, perdida, avocada a la desinteligencia artificial. Así es y así deberá ser para asegurar su contemporaneidad, ahora y siempre (amen – paradigma de la liturgia) para pelear porque los nietos de nuestros descendientes puedan despeinarse con el viento y empaparse en salitre.
Sin embargo aquellos para los que la fiesta de toros y su concepción inmaculada no es vital en sus vidas, los mercaderes del templo (ya sean taurinos, aficionados o pisa fincas) llevan tiempo dando la tabarra con “la necesidad de cambio”, ultrajando palabra tan bella como es “evolución”, hablando de “adaptarse a los tiempos modernos” a “una sociedad que no está preparada para la violencia de la tauromaquia” estos que no aman la esencia de las cosas sino sus, habitualmente pueriles, necesidades de pintar la mona, deliberan, filosofan en introducir modificaciones, desde majaderías como la pistola laser apuntilladora hasta debates más profundos como el de “eliminar la sangre o …toda la que se pueda eliminar”.
Al Sanedrín de notables y la masa feble les ha llegado esta necesidad de cambio y la han aceptado como dogma de fe, pero como no son rápidos en sus decisiones (en realidad el único consenso que parecían tener, era que los toreros debían cobrar menos, prácticamente la caridad) el cambio se ha producido y no se han dado cuenta. Queridos amigos don´t freak out, la revolución ya ha llegado y afortunadamente no ha sido por ninguna de vuestras “aportaciones”, ha sido, como todas las revoluciones, una revolución popular.
El cambio no se ha producido en el desarrollo de la lidia, ni en la introducción de cosas nuevas, ni en adaptar el modelo vegano al toreo, el cambio se ha producido en los tendidos, en el ansiada e imprevisible rejuvenecimiento del público que asiste a las corridas de toros. Hablo desde el estudio antropológico de lo que llevamos de Feria de San Isidro. Y por ello constato que el público –siempre heterogéneo- que acudía a la feria (para berrinche de todos los Monedero$ con malaje) ha cambiado o se ha incrementado con una turba de chavales y chavales, jóvenes y "jóvenas" sin prejuicios, con muchas ganas de vivir, sin ningún complejo, hastiados de que les aticen ostias por todos lados simplemente por el hecho de ser aficionados a algo, contestatarios ante la agresividad de los que no piensan igual, estos “nuevos” que encuentran en la tauromaquia  argumentos para ser felices son el futuro y lo van a pelear, no son condescendientes con el enemigo.
Es también cierto que han cambiado la fisonomía del comportamiento del público de Las Ventas, como consecuencia lógica, quizás nos sorprendan determinadas concesiones de orejas, puertas grandes, comportamiento, ausencia de protestas, etc. Nos encontramos ante un público que lleva puesto el vestido reaccionario y que convive en esa tensión “anti” y tiene que demostrar que está de fiesta, que está pasándoselo bien, a ello añadimos que es un público “tierno” que no tiene tantos conocimientos catedralicios y que tampoco va a empeñar su vida en educarse “friquisimamente” en la tauromaquia, pues comparte esta afición con el resto de hobbies normales en gente joven normal. Es un público que eso sí se hincha de orgullo viendo que entre el público acuden sus ídolos: Calamaro, Taburete, Pablo López, DelaPurissima y que artistas jóvenes y transgresoras como Rosalía no dudan en usar la iconografía taurina en sus video clips.
La confrontación con el público “habitual” es normal y saltarán chispas de incomprensión pero hay que entender que estos “nuevos” crecerán como aficionados y también marcarán pauta en el futuro, que precisamente es lo único importante “El Futuro”.
Y ante los cuartos de plaza en otras ferias de primera que estamos viendo en este tormentoso mayo, el ligero consejo de que los taurinos intenten contagiar a más público joven del atractivo del toreo y consigan darle la vuelta a la batalla.

lunes, mayo 28, 2018

Gómez del Pilar


 faena épica de Noé Gómez del Pilar. Épica. No cabe otro término. La más emocionante de lo que va de feria por una razón distinta: la pelea de un torero competente y dispuesto a lo que fuera con un toro de muy manso genio, que quiso hacer presa cuando pareció sentir que podía hacerlo -el sexto sentido del toro de lidia- y se resistió lo indecible a tomar engaño, engallándose primero, escupiéndose y huyendo luego, soltando tralla después, metiéndose por delante, de costado y por detrás, protestando. Gómez del Pilar lo había esperado a porta gayola, pero el toro salió contrario y ni caso. Con el peso de la lidia cargó Noé y lo hizo con maestría, y con detalles de torero grande.
Barquerito
Foto: Andrew Moore

Rubén Pinar

Hondo, bizco y listón, ese toro que partió plaza, las manos por delante de partida, se empleó en el caballo, atacó en banderillas con celo y tuvo en la muleta algo que ninguno de los otros cinco de corrida: fijeza. Fijeza cara, porque, correoso, un punto tardo, algo probón y a veces frenado, caras vendió sus embestidas. Rubén Pinar hizo con él una faena de gran rigor y lindo riesgo.
Paciencia serena, la muleta al hocico cuando convino, el toque a tiempo, colocación perfecta para gobernar y librar todos los viajes del toro, los buenos y los que no tanto. Seguridad muy llamativa. No solo el oficio, que en Rubén data de sus tiernos años de torero precoz, sino mucho más. El temple auténtico o impuesto, valor de no ceder ni un paso, la inteligencia para hallar el terreno preciso, y las pausas precisas también, sin dejar el hilo suelto nunca.
Ligarle al toro por abajo dos ricas tandas en redondo -la segunda, de aire magistral- fue causa mayor. Y atreverse con la izquierda, muletazos ayudados trayéndose el toro, mérito muy especial. La faena fue de tensión, pero hermosa y redonda. Llegó a parecer hasta sencilla. No lo fue. Cuando el toro se puso gazapón a última hora, Rubén le anduvo hasta manejarlo y volverlo a fijar. El ambiente era de asentimiento incondicional. Pero no pasó Rubén con la espada hasta el tercer intento. Gran estocada.  
 BARQUERITO


Foto: Andrew Moore


jueves, mayo 24, 2018

Roca Rey ( Fotos: Andrew Moore)




Roca Rey tiene personalidad, ambición, carisma, cabeza, y un valor descomunal...pero le falta asentarse, le falta naturalidad,y, sobre todo, centrarse en el toreo esencial y cambiar, al menos algunas tardes, de ganaderías

jueves, mayo 17, 2018

Cuvillo (Andrew Moore)









Corrida de Cuvillo, justa de presentación, blanda, noblota, de los que "se dejan"...el único de interés el 3ero que tenía su punto de casta.
Ante ese tercero me gustó, al margen del sensacional inicio de faena de Talavante, su firmeza, su modo de meter al toro en mlete, de someterle, de templar la embestida. Toreo grande.
Ferrera de "artista" no me pareció de gran interés. De Manzanares, nada destacable ( salvo el uso de la espada)

miércoles, mayo 16, 2018

Puerto de San Lorenzo ( Andrew Moore)














En la desigual corrida de El Puerto de San Lorenzo destacaron dos toros buenos para el tercio de muleta, 2 y 3.
Ureña estuvo demasiado pendiente del público, demasiado "acelerado" por las ansias de triunfo. Faenas desiguales pero con excelentes muletazos. Otras veces le hemos visto mejor colocado, un toreo mas comprometido, pero Paco sigue pasándose los toros muy cerca, a diferencia de casi todo el escalafón se trae los toros para adentro. Necesitamos más toreros como Paco
De los otros dos, nada que comentar.