-Leo en Mundotoro la siguiente pregunta a El Juli y su respuesta. Copio:
8). Mi nombre es Diego y me gustaría felicitarle por la temporada pasada. Creo que como norma general ustedes matan casi siempre las mismas ganaderías como puedan ser Garcigrande, Cuvillos, Victorianos, Jandillas. ¿No se cansan de siempre lo mismo?
'El JULI: 'Muchas gracias por las felicitaciones. Para mí, las ganaderías buenas son las que tienen más matices a la hora de embestir y las que se adaptan al gran toreo y, para torear bien, hace falta que el toro embista bien. Cuando no es así, se puede estar más valiente y más técnico, pero para sentir el toreo de verdad, el toro tiene que acompañar y embestir bien'.
- Y me viene a la mente este texto leído en el último número de Tierras Taurinas:
La
gran mentira del taurinismo moderno, para justificar la marginación
de las ganaderías llamadas duras, consiste en explicar que hay unas
que embisten -las que matan las figuras - y otras que no, cuando en
realidad sólo buscan aquellas que embisten “a su gusto”. Según
ellos, las que no se entregan a lo tonto – esto es, las que
demuestran que tienen carácter - carecen de bravura o calidad,
cuando lo que les falta, en realidad, es sumisión y previsibilidad,
(...)
Desafortunadamente, llevamos desde hace años un rumbo desastroso: al
toro bravo y fiero lo llaman brusco, y al que no humilla del todo
aseguran que es malo. Muy tontos tenemos que ser los aficionados para
que después de tantos años sigamos empeñados en ver en las plazas
todas estas ganaderías que las estrellas del escalafón ni se dignan
en mentar. Muy tontos, o muy testarudos, por preferir faenas cortas e
intensas antes que esas sinfonías, estéticas por cierto, frente a
unos colaboradores bobalicones y obedientes, muchas veces muy por
debajo del trapío mínimo que se debe esperar.
Y
seremos muy optimistas si seguimos pensando que con media docena de
Bastonitos en un San Isidro frente a seis toreros valientes y
preparados, la Fiesta recobraría más importancia que todos los
indultos que se quieran conceder. (...)Cuando el toro aporta la emoción verdadera
nacida de la casta y la bravura, el público se divierte, estén o no
las figuras, las cuales, últimamente, por ir demasiado cómodas, han
cosechado no pocas victorias pírricas, cuyo resultado se traduce en
la pérdida de público que puede comprobarse con ver los tendidos
medio vacíos.
Me encuentro en otra galaxia distinta de lo que quiere esta gente. Cada vez más alejado de la Tauromaquia que proclaman estos figurones del toreo.
ResponderEliminarYa podría contestar en el ruedo a los ninguneos en vez de andar lloriqueando por las esquinas, en Madrid, por ejemplo, con una encerrona como Dios manda. Iluso que soy, eso era cosa de toreros con orgullo y vergüenza torera. Al menos este año nos libramos del habitual escándalo de corrales los días que viene este señor por Madrid, con sus toros que acompañan y se adaptan al "toreo bueno".
Manda huevos, ya ni dominio de las suertes ni dominio de todo tipo de reses, ahora lo que se lleva es que el toro salga enseñado y claudicante. Y lo peor es que haya ganaderos que crien esos animales, arrebatándole al toro su gallardía, su fuerza y su fiereza.
Saludos
QUE VERGÜENZA!!!!
ResponderEliminarTodo queda dicho, él solito se pone en evidencia
ResponderEliminarLas ganaderías que invoca el Juli son el agujero negro que se traga la emoción y el interés del aficionado, la ilusión del público, los sueños de los toreros, y poco a poco la FIESTA en sí misma con toda su parafernalia y sus ganancias millonarias.
ResponderEliminarLa plaza de Madrid parece especialmente enfilada hacia ese agujero negro, cada cambio de empresa concesionaria supone un empujón hacia ese misterioso abismo de dificilísimo o quizá imposible retorno.
Busque, compare y cuando encuentre una "CORRIDA DE TOROS" ...... compre su billete. Lo demas es darles de comer a estos sinverguenzas.
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