Allí estaba el toro de Madrid, que es, sencillamente, el toro de trapío, que hasta puede ser terciado, como los de ayer. Toro rematado, con las proporciones y la seriedad propias de sus años y del tipo característico de la ganadería, con la casta que es el atributo fundamental de su especie . Luego será bravo o manso, boyante o complicado, como ayer, que hubo de todo. Pero si tiene trapío y casta, ahí hay toro, y la afición lo aplaude, y cuanto ocurra durante la lidia adquiere un mérito singular.Joaquín Vidal en una crónica de 1987 escrita bajo el título de "¡Viva la fiesta"!
Foto: Manon
Nota añadida: Copio del blog Dominguillos este texto de Joaquín Vidal:
El público de Madrid -queremos decir, los aficionados- tiene preferencia por el toro y lo exige. Entiéndase, el toro de lidia, encastado y con trapío. No el toro grande, sino serio, bien armado, bien hecho y con la envergadura correspondiente a su encaste.
A ver quién puede añadir un pero... Magistral.
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