Decía el extraño y estupendísimo torero mejicano Luis Procuna que él tenía, cuando salía a torear, no uno, sino tres miedos, y los graduaba de este modo: primero, del toro; segundo, y mayor que el primero, del público, y el tercero, y mucho mayor que los otros dos, de sí mismo: miedo a tener miedo; miedo al medio.
José Bergamín ( La música callada del toreo)
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