FESTIVAL…. SE VALE TODO.
José Darío Pizano Wolf.
Se lidió el festival nocturno de la temporada de La Macarena, con una entrada de casi lleno en los tendidos, en noche fresca, después de un día lluvioso, Novillos de Ernesto Gutiérrez (Santa Coloma- Murube), disparejos de presentación, mansos todos, aunque algunos permitieron el lucimiento de los toreros.
Juan Rafael Restrepo: Bronca tras aviso. (Rejoneador)
César Rincón: Ovación con saludos.
Enrique Ponce: Silencio.
César Jiménez: dos orejas.
Luís Bolívar: Dos orejas.
Jerónimo Delgado: Silencio (Novillero).
Los toros del doctor Ernesto, anoche tampoco salvaron la papeleta en cuanto al juego, aunque algunos se dejaron torear y uno mostró la dulzura borrega a la que nos tiene acostumbrados esta ganadería, todos fueron mansos, aunque fueron a los caballos, tardos, algunos con dificultades. De trapío mejor no hablemos, bueno… era festival y todo se vale, pero si era imperdonable el brocho y capacho que le correspondió en suerte a Enrique Ponce (Léase desecho de cerrado).
Me abstengo de comentar la faena realizada por el rejoneador Juan Rafael Restrepo, pues por problemas de conexiones aéreas llegue tarde a la corrida, pero según los comentarios en los tendidos y de las cadenas radiales, la faena fue un desastre, no realiza bien los encuentros, todo a la carrera, sin temple y para colmo de males mató mal y se llevó la consabida bronca.
El maestro Rincón, anoche pechó con el peor de la corrida un manso con peligro que sólo quería engancharlo, mostró voluntad queriendo sacar partido de este marrajo y se equivocó, pues solo consiguió alargar una faena sin pena ni gloria en la cual el toro estuvo por momentos por encima del torero, cuando lo que debió haber hecho era abreviar, macheteo por la cara y a matar.
Enrique Ponce: no contó con mejor suerte, ante un novillo de embestida incierta, escarbador y que quedó como un marmolillo después de las tres varas, si óiganlo, tres varas se le abonan, así sea en festival, que todo se vale, o ¿Sería que Ponce se sintió transplantado a las “Ventas”?, bueno en fin poca tela que cortar con este rajado que no se paraba en ningún momento y que tuvo que cazar con un bajonazo a paso de banderilla para despacharlo al destazadero.
César Jiménez: con el más potable de la noche, un pastueño de esos que van y vienen, se regustó, compuso la figura y cuajo una bonita faena tanto de capa como de muleta. Verónicas lentas, acompasadas como de cartel cuatro, rematadas con una media de lujo. Con la muleta templando, mandando, bajando la mano realizó tandas por derecha, por izquierda, en redondo, en fin faena completa de principio a fin, colofonada con una estocada fulminante. Dos orejas inmediatamente otorgadas por el presidente.
Luís Bolívar: Como es festival y todo se vale, vino vestido de “Paisa” (Léase Sombrero “Aguadeño”, carriel y poncho, no faltaron sino los “alpargates”), bueno, la “pinta” no importaba si cuando de torear bien se trata, recibió a ingeniero, el más cuajado de la corrida, con dos largas de rodillas y se fue a los medios para instrumentar verónicas a su estilo. Después con la muleta con cambiados por la espalda, por alto por derecha y cuando lo quiso hacer con la zurda, el ingeniero cambió los trazos y se tornó incierto, buscando las tablas. Despachó de estocada delantera y desprendida que no fueron óbice para que el público pidiera las orejas, las cuales otorgó la presidencia, no sin antes hacerse rogar para otorgar la segunda.
El Jero: que se ganó por derecho propio la sustitución por Miguel Ángel Perera, le toco lidiar un mansurrón soso, incierto que se revolvía en un palmo de terreno. Brindis al maestro Rincón, pero aquí no había de que hacer un caldo, se le abona la insistencia, los detalles, la voluntad. Mató mal, dos pinchazos, estocada que asomó por el costillar y otra perpendicular para terminar. “Amiguito” como dice mi hija, mucho carretón para entrenar la suerte suprema. Creo que hay madera y de la buena en este torero.
José Darío Pizano Wolf.
Se lidió el festival nocturno de la temporada de La Macarena, con una entrada de casi lleno en los tendidos, en noche fresca, después de un día lluvioso, Novillos de Ernesto Gutiérrez (Santa Coloma- Murube), disparejos de presentación, mansos todos, aunque algunos permitieron el lucimiento de los toreros.
Juan Rafael Restrepo: Bronca tras aviso. (Rejoneador)
César Rincón: Ovación con saludos.
Enrique Ponce: Silencio.
César Jiménez: dos orejas.
Luís Bolívar: Dos orejas.
Jerónimo Delgado: Silencio (Novillero).
Los toros del doctor Ernesto, anoche tampoco salvaron la papeleta en cuanto al juego, aunque algunos se dejaron torear y uno mostró la dulzura borrega a la que nos tiene acostumbrados esta ganadería, todos fueron mansos, aunque fueron a los caballos, tardos, algunos con dificultades. De trapío mejor no hablemos, bueno… era festival y todo se vale, pero si era imperdonable el brocho y capacho que le correspondió en suerte a Enrique Ponce (Léase desecho de cerrado).
Me abstengo de comentar la faena realizada por el rejoneador Juan Rafael Restrepo, pues por problemas de conexiones aéreas llegue tarde a la corrida, pero según los comentarios en los tendidos y de las cadenas radiales, la faena fue un desastre, no realiza bien los encuentros, todo a la carrera, sin temple y para colmo de males mató mal y se llevó la consabida bronca.
El maestro Rincón, anoche pechó con el peor de la corrida un manso con peligro que sólo quería engancharlo, mostró voluntad queriendo sacar partido de este marrajo y se equivocó, pues solo consiguió alargar una faena sin pena ni gloria en la cual el toro estuvo por momentos por encima del torero, cuando lo que debió haber hecho era abreviar, macheteo por la cara y a matar.
Enrique Ponce: no contó con mejor suerte, ante un novillo de embestida incierta, escarbador y que quedó como un marmolillo después de las tres varas, si óiganlo, tres varas se le abonan, así sea en festival, que todo se vale, o ¿Sería que Ponce se sintió transplantado a las “Ventas”?, bueno en fin poca tela que cortar con este rajado que no se paraba en ningún momento y que tuvo que cazar con un bajonazo a paso de banderilla para despacharlo al destazadero.
César Jiménez: con el más potable de la noche, un pastueño de esos que van y vienen, se regustó, compuso la figura y cuajo una bonita faena tanto de capa como de muleta. Verónicas lentas, acompasadas como de cartel cuatro, rematadas con una media de lujo. Con la muleta templando, mandando, bajando la mano realizó tandas por derecha, por izquierda, en redondo, en fin faena completa de principio a fin, colofonada con una estocada fulminante. Dos orejas inmediatamente otorgadas por el presidente.
Luís Bolívar: Como es festival y todo se vale, vino vestido de “Paisa” (Léase Sombrero “Aguadeño”, carriel y poncho, no faltaron sino los “alpargates”), bueno, la “pinta” no importaba si cuando de torear bien se trata, recibió a ingeniero, el más cuajado de la corrida, con dos largas de rodillas y se fue a los medios para instrumentar verónicas a su estilo. Después con la muleta con cambiados por la espalda, por alto por derecha y cuando lo quiso hacer con la zurda, el ingeniero cambió los trazos y se tornó incierto, buscando las tablas. Despachó de estocada delantera y desprendida que no fueron óbice para que el público pidiera las orejas, las cuales otorgó la presidencia, no sin antes hacerse rogar para otorgar la segunda.
El Jero: que se ganó por derecho propio la sustitución por Miguel Ángel Perera, le toco lidiar un mansurrón soso, incierto que se revolvía en un palmo de terreno. Brindis al maestro Rincón, pero aquí no había de que hacer un caldo, se le abona la insistencia, los detalles, la voluntad. Mató mal, dos pinchazos, estocada que asomó por el costillar y otra perpendicular para terminar. “Amiguito” como dice mi hija, mucho carretón para entrenar la suerte suprema. Creo que hay madera y de la buena en este torero.
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