sábado, septiembre 01, 2007

De profetas y redentores (textos de Javier Villán y coda del papa negro)

Demos la palabra al admirado JAVIER VILLÁN en este Agosto que agoniza:
“TAURINOS Y ANTITAURINOS”:
El taurino disfraza su desdén por el torero con una sedicente compasión por el toro.
El antitaurinismo es poliédrico; inquisidores, agnósticos, noventaiochistas, progres de diseño. Papas y librepensadores descomulgaron la Fiesta.
Jacobinos y separatistas, indistintamente, tocan a rebato con clarines y timbales; doble moral llena de resabios políticos de distinto signo. Un jerarca del III Reich salió vomitando de las Ventas del Espiritu Santo. Por entonces, los nazis habían gaseado ya millones de judíos. La Fiesta sigue; y si controla las tendencias autodestructivas, las fuerzas del infierno no prevalecerán contra ella.
“JOSÉ TOMAS O LA SUBVERSIÓN”:
(...) En los primeros años de su alternativa, con toros que amenazaban partirle en dos, José Tomás puso el toreo en la cumbre. Eso lo marcó a él y marcó la historia de la fiesta.
De una forma o de otra, Tomás ha alcanzado ya la leyenda, y, más que una filosofía del toreo, se está convirtiendo en una teología.
(...) Espero que con esto haya quedado clara la distinción entre el “tomasismo” inicial como revolución y subversión, y el “tomismo” posterior como encarnación esclerótica de esa subversión.
(...) En toros, como en todo, las revoluciones acaban devorándose a sí mismas y convierten al revolucionario en conservador aferrado al poder. José Tomás, el Mesías reaparecido, está en trance de convertirse en partido único y excluyente. O en mercadería sagrada por encima del bien y del mal.
Los males de la Fiesta son muchos y no se circunscriben sólo a los separatismos o a los progres de diseño. En suma, a estos se los puede vencer.
(...) Pero, ¿qué tribunal condenará el medio toro, el toro inválido, el becerro afeitado?. ¿Quién defenderá los derechos de los toreros modestos? De todo esto y no solo de las amenazas antiespañolas tiene que salvarnos también José Tomás. Si no, no sería José Tomás.

CODA: Admirado Villán: Me declaro en quiebra. Carezco de fe (virtud teologal) y aunque reconozco muy lúcidos los fundamentos del diagnóstico, la terapéutica me sobrepasa y me declaro agnóstico (ignorante absoluto) en los términos del tratamiento.
Soy irremediablemente escéptico con la revolución personal redentora que propone y en su capacidad de curación. Me gustaría creerle, probablemente porque quisiera volver a sentirme joven y esperanzado pero si echo la vista atrás no puedo obviar el recuerdo ni la evidencia de que siempre que apareció “un mesías redentor” fue en detrimento del trapío del toro... Es decir, que visto lo visto me dan ganas de repetir la conocida jaculatoria :
¡Virgencita , que me quede como estaba!

1 comentario:

  1. Añado otro comentario del excelente Arcadi Espada.

    ARCADI ESPADA:

    …. Esta inesperada adecuación del héroe a los proporciones del hombre corriente, este tomárselo no por el tamaño de su gesta sino por su ejemplaridad más prosaica se confirma con el discreto tratamiento mediático que está recibiendo la campaña de José Tomás en las plazas de toros españolas. España ya no necesita héroes gratuitos. España se ha modernizado mucho. Tomás, que ya ha sido cogido cuatro veces, y al que el asta de un toro en Málaga deshizo el corbatín (tal es el manierismo con que a veces se anuncia la muerte) está cumpliendo su verano peligroso, sin que haya en los periódicos nadie que lo narre, más allá de la alineación, temperatura, redundancia en el pico y sobrecarga del volapié.
    Me he arrepentido cien veces de no haber ido yo mismo en busca de este incidente sobrenatural, después de haberle visto reaparecer en Barcelona y aun reincidir una preciosa tarde en El Puerto. Sobre lo que ocurre entre este hombre y los toros se vierten teorías como aceite hirviendo. Se dice que ha vuelto para morir. Se dice que aparece nublado, con el sentido de la realidad, es decir, de la fiera, perdídos y que ahí está el origen de su impasibilidad. Se dice que torea en un terreno donde nadie lo había hecho antes y que está demostrando que es posible hacerlo allí.

    La última tarde fue en Linares. No hay taurino ni español de posguerra que pronuncie este nombre sin saberlo. Fue allí para conmemorar el medio siglo de la muerte de Manolete.
    No es del todo exacto que la estética de Tomás sea la de Manolete, al menos eso dicen los que han visto torear a los dos. Entre otros detalles no menores Manolete toreaba más lejos. Pero Tomás siente al mítico caballero muerto como un referente ético. Manolete levantó la fiesta (¡fiesta!) en un país desangrado por la guerra civil y hambriento. Él lo está haciendo en un país sobrealimentado, de buffet libre, en el que ya ves que el duelo por los héroes de la palestra presenta un insoportable rasgo especulativo. Un país ceñido a la corrección política y donde la fiesta de los toros es el primer objetivo de las sociedades protectoras de animales y de nacionalistas. Un país donde jugarse la vida por un toro provoca una desdeñosa risotada, al revés de lo que sucede, por ejemplo, con la posibilidad de jugarse la vida por la libertad del pueblo vasco, siempre recibida con respeto, unción, recogimiento y temor de Dios.

    La tarde de Linares el aficionado Albert Boadella le dijo a su mujer: “Hoy saldrá de la plaza muerto o corneado, pero indemne no saldrá”. Lo importante no es que acertara, sino cómo este presagio se ha extendido este verano por las tardes españolas y cómo los que van siguiendo angustiosamente su calendario esperan a que llegue el veintitrés de septiembre, otra vez en Barcelona, y se aplaque, aunque sea por un rato de invierno, este derroche de heroicidad que no computa la estadística. Este vértigo que ni la necesidad de afecto ni la desesperación metafísica ni el dinero, la vanidad o el placer, ni las disposiciones del arte, parecen capaces de explicar, y del que acaso sólo dé cuenta la ética de un hombre que de repente decide ponerse sobre sus espaldas la fiesta. Convencido de que el héroe es ejemplo para el corazón y no para la cardiología.

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