Hay que ver la naturalidad con la que se sientan los Lapeceños,en la misma tierra que pisa el toro en la plaza. No sólo es valentía sino respeto hacía un animal tan noble y grandioso como es el Toro, digno de admirar hasta el momento de su muerte,momento donde muestra su fuerza y caracter como un animal libre,y no en un matadero como el resto de animales que comemos.
Ver toros en La Peza es una pasada, eso sí, hay que tenerlos bien puestos.
ResponderEliminarImpresionante relato. ¡Qué ganas de ir a La Peza!.
ResponderEliminarPues sí Álvaro,el relato del maestro Fabad es extraordinario, como todo lo que toca con esa magistral forma de contar. Un abrazo
ResponderEliminarPgmacias
Hay que ir a La Peza Pedro...hay que ir.
ResponderEliminarHay que ver la naturalidad con la que se sientan los Lapeceños,en la misma tierra que pisa el toro en la plaza. No sólo es valentía sino respeto hacía un animal tan noble y grandioso como es el Toro, digno de admirar hasta el momento de su muerte,momento donde muestra su fuerza y caracter como un animal libre,y no en un matadero como el resto de animales que comemos.
ResponderEliminarClaro que hay que ir a La Peza, por sus toros por el agua y su gente.
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