UNA
CONCURSO SIN SABERLO
Ayer
saltaron al ruedo de Las Ventas 9 toros 9 de cinco ganaderías
diferentes: Antonio Bañuelos, Couto de Fornilhos, Aurelio Hernando,
Carmen Segovia y Domínguez Camacho. Para más regodeo, pertenecían
a tres encastes diferentes
y a cual más feo. La próxima vez, Taurodelta podría avisar que
organiza una concurso y venimos con el cuerpo preparado para
pasmarnos con el circo de los horrores. Y digo corrida concurso
porque incluso asistimos al mejor tercio de varas de San Isidro junto
al de José Ney Zambrano. Esta vez corrió a cargo del mexicano Nacho
Meléndez, que actuaba a las órdenes de Zotoluco. El manso de
Bañuelos no quería ver el caballo ni en pintura, pero un
impertérrito Meléndez –que se pegó un buen cabezazo contra el
estribo- lo fue provocando hasta conseguir que se arrancara en tres
ocasiones. ¡Qué emocionante resulta un tercio de varas bien hecho
aunque sea con un manso!
El
único torero que cató los Bañuelos burgaleses fue precisamente
Zotoluco, que anduvo desconfiado y sin acople toda la tarde. Diego
Urdiales, en cambio, pechó por sorpresa con dos caballos: uno de
Aurelio Hernández y otro de Couto de Fornilhos. Manda
narices –por no decir otra cosa- que un torero que anda luchando a
sangre y fuego por entrar en las grandes ferias, llegue a Madrid y se
encuentre con semejantes jamelgos con cuernos. Con el de procedencia
Veragua, Urdiales estuvo firme y derrochando oficio, pero cierto
sector de la plaza, frío y harto de la grotesca situación, no
valoró el esfuerzo.
Entretanto,
Morenito
de Aranda se conformó con entornar la Puerta Grande. Sorteó en
primer lugar un sobrero de Carmen Segovia que embestía de carretón.
El burgalés tardó en cogerle el aire, pero cuando se asentó dejó
buenas series por ambas manos, templadas, elegantes y con la muleta
baja. Lo mató de una estocada algo atravesada y le cortó una oreja
entre el entusiasmo del respetable que, al fin, había visto algo en
hora y media de festejo. El sexto, de Domínguez Camacho, fue
protestado antes de asomar los belfos por chiqueros sólo por el peso
que marcaba la tablilla (487 kilos). Esta plaza ha perdido el norte y
prefiere los kilos a la casta o, en este caso, el nervio que exhibió
el sobrero tris. Ante él, Morenito se amilanó, guardó la moneda en
el bolsillo en vez de echarla al aire y perdió la oportunidad de
cortar otra oreja que le hubiera permitido salir a hombros. El torero
de Aranda, que para mi gusto es uno de los mejores capoteros del
escalafón, siempre deja las tardes a medias, como en un borrador de
faenas imperfectas. Decepción.
Quien
sigue saliendo al ruedo como si fuera la última vez es el
veterano de guerra Luis Carlos Aranda. Varias corridas de esta feria
las están salvando los llamados “subalternos”, que toman el
papel protagonista y dejan a sus matadores de secundarios. Debe de
ser otra de las características de esta feria del Arte y la Cultura
que cada día entiendo menos. Tres horas duró la corrida concurso
improvisada por Taurodelta. Sólo faltó lidiar a Arrabal.
Gloria
Sánchez-Grande
Impecable crónica. No haré más reguntas, Señoría...
ResponderEliminarGloria Sánchez Grande, impecable crónica de la corrida concurso de ayer de Las Ventas. Totalmente de acuerdo con la misma. No se pueden decir más verdades juntas. Saludos.
ResponderEliminarMariano Cifuentes :
ResponderEliminarExcelente crónica de la corrida de ayer en Las Ventas. No se pueden decir más verdades juntas.Saludos.