viernes, mayo 04, 2012

Sobre el encaste Gamero Cívico


EL ENCASTE GAMERO CÍVICO
La ganadería de Gamero Cívico estuvo en el centro de una lucha de intereses feroz que desembocó inicialmente con su expulsión de la UCTL, y después en la explosión de ésta cuando Juan Belmonte, durante los convulsos años de la República, intentó quebrantar el monopolio que sus miembros habían convertido en la ventaja comercial más segura de su mercado. Insumisos, los hermanos Gamero Cívico rechazaron claudicar ante la ley promulgada por sus compañeros, y prefirieron el exilio a la vergüenza, antes de tomar parte activa en la cruzada emprendida por Juan Belmonte en nombre de la libertad de mercado. Por primera vez en su historia, la UCTL se encontró profundamente dividida entre ganaderos conservadores y progresistas, clima que se sigue reflejando hoy en las luchas intestinas que se producen en el seno de la misma Unión. Los intereses no son exactamente los mismos, ni el número de los ganaderos asociados, pero sí el fondo del problema planteado en los años treinta por Juan Belmonte y los ganaderos que hoy cuestionan el trabajo de algunos colegas, y que se resume en la excesiva cuota de mercado controlada por unos en detrimento de otros.
[…] ¿Qué subsiste hoy de este código de honor que convirtió a los ganaderos en el eje de la Fiesta durante más de un siglo? Protestas de buena fe, la mayoría de las veces desprovistas de sentido, que ya no pueden ocultar la terrible situación de dependencia en la que han caído la inmensa mayoría de las ganaderías: unas, de cara a las figuras que les imponen seleccionar sus toros según sus deseos si pretenden venderlos; otras, frente a un mercado que, estrechándose, aumenta el riesgo de exclusión para los que pretenden seguir su propio camino al margen de las modas. Por una curiosa coincidencia –¿será sólo una casualidad?-, todas las ganaderías contemporáneas nacidas de la rama de Gamero Cívico sufren hoy un indudable boicot por parte de las figuras.

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