SEMBRAR
LIRIOS EN UN PATATAL
La
palabra “cultura” etimológicamente proviene de la acepción
latina “cultum” que significa “cultivar”. Tras los
acontecimientos de los últimos días, germina la duda, ya que
hablamos sobre
siembras, de qué rayos estamos cultivando bajo el engañoso concepto
de “cultura taurina”. Porque la cultura taurina es maravillosa e
imprescindible siempre y cuando el acento recaiga sobre la segunda
palabra: “taurina”. Si la base taurina es rica y sólida, la
cultura brotará después de forma natural, igual que crece el trigo
o brotan uvas de las parras. En cambio, si se confunde lo accesorio
de lo fundamental, corremos el riesgo de pretender plantar lirios en
un patatal.
Estos
nuevos aires del
arte y la cultura taurina rezuman misericordia social…; son una
petición desesperada de clemencia: “-Perdonadme,
me gustan los toros. Está mal. Lo sé… pero, mirad, hay más
bárbaros como yo, y son intelectuales. ¡Incluso hemos cambiado de
Ministerio!”.
La
sociedad nos obliga a barnizar culturalmente la Fiesta, pero no nos
distraigamos: el verdadero problema no es éste, sino otro mucho más
profundo. ¿Una carpa va a mejorar los carteles de este San Isidro?
Ni mucho menos. ¿Una
carpa va a captar la atención de la gente joven no aficionada?
Posiblemente, si bien, en cuanto entren en la plaza y asistan a un
espectáculo falto de emoción, saldrán de najas. Este tenderete
puede servirnos para aprobar dibujo y gimnasia, sin embargo,
seguiremos suspendiendo matemáticas y lenguaje. Una carpa debe ser
el complemento de la feria, jamás el cimiento.
Los
toros –que
no huelen a Loewe- son cultura, indudablemente, pero también sol y
moscas. Y conmoción, sudor, sangre, muerte y vida. Si no emocionamos
desde lo más profundo, la cultura, por primera vez en la Historia,
se desligará de la Tauromaquia. ¡Que un torero abra la Puerta
Grande de Las Ventas de par en par ante un toro bravo y que los
“olés” ensordezcan todo Madrid! ¡Que una multitud lleve a
ese torero en volandas hasta el Retiro o la Cibeles mientras le
arranca los alamares! Ésa debe ser la verdadera razón de ser de la
Fiesta, el orgullo de los aficionados, la verdadera semilla de las
odas y los laureles.
Gloria
Sánchez-Grande
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Nota: Tras leer este artículo de Gloria, decido enlazar y copiar a otros escritos sobre el tema:
Bonito es, como cantaba Miqui Puig al frente de Los Sencillos, sumar, suma, pero la Tauromaquia más allá de su fundamento cultural, explicación o divagación requiere de verdadera y auténtica emoción, la del toro y el valor inteligente.-Escribe José Ramón Márquez:
Y así nos tendrán durante un mes ad infinitum, con el mantra pelmazo de la cultura; y venga y dale con la cultura de las narices. Y si lo único que pedimos es que nos echen ver toros de Cebada, de Pichorronco, del Conde de la Maza, de Moreno Silva o deMiura, aunque salgan malos, ellos ya tienen preparadito otro buche de juampedros y cultura para echarnos; y si lo que queremos es fiereza y casta, ellos tienen preparados inmediatamente una conferencia y un opúsculo culturales sobre el toro artista, que no hay nadie que teniendo al alcance de la mano esos dones culturales se resista a ellos y se líe a ponerle peros al desdichado bragado meano de lengua rastrera que corretea por el ruedo sin ton ni son, con la esperanza de que alguien le despene, porque o estamos con la cultura o no estamos.-Escribe Rafael Cabrera:
Esa es la diferencia, unos acuden a este tipo de actos para dejarse ver, hacerse unas fotos que darán vueltas y vueltas por los medios de comunicación y otros simplemente para aprender y deleitarse con una de sus mayores pasiones: la fiesta nacional. (...) No se trata de dar el carnet de aficionado a nadie, ojo, sino de constatar el que a bastantes de estos personajes la fiesta sólo les interesa en cuanto puedan sacar algún rédito de ella, y la ignoran en cuanto nada público o económico les depare. ¿Dónde la necesidad por empaparse de la cultura táurica?, ¿dónde el afán por saber y conocer más?, ¿dónde queda, pues, ese pretendido y desinteresado amor al espectáculo? Círculos endogámicos que se autoalimentan y regodean en sí mismos, ávidos de notoriedad y de salir en la foto y poco más.-Escribe Ignacio Ruiz Quintano:
La fiesta agoniza por falta de toros y lo que nos traen es, en vez de toros (toros de lidia, toros del viejo Ministerio del Interior, antes de Gobernación), políticos y escritores, que además no van a los toros.
Si la mitad de políticos y escritores de la carpa hubiera ido a los toros qué menos que el Dos de Mayo, día en que los gastos corren por cuenta del contribuyente, siendo la política y la literatura dos industrias estatales, no hubiéramos pasado tanto frío en la plaza los cuatro gatos (contando los Erasmus) que fuimos para ver a El Fundi de goyesco
Sin animo de polemizar-no está el horno para bollos-quiero mostrar al menos mi estupefacción por los comentarios negativos que despierta en los mas "aguerridos" defensores de la fiesta, el intento (como no podia ser menos viniendo de quien viene, con un cierto olor a habitación cerrada), aportar un poquito de "cultura" al guisote de la feria.
ResponderEliminarPara demostrar mi estupor me hago una pregunta, ¿despues de venticinco ferias de san Isidro como abonado, la inexistencia de carpa de cultura ha impedido el deterioro y decadencia de de la feria?, y ya puestos; ¿porque los americanos consideran su cine, como un elemento estrategico de defensa, innegociable en sus relaciones comerciales?.
De estas preguntas creo que se infieren facilmente unas conclusiones: la desaparición de la dimensión cultural de la fiesta desde los años sesenta para acá, ha sido un sintoma claro de la perdida de interes de al fiesta para el mundo contemporaneo. A esto hay que añadir, que actualmente, aquello que no existe en la televisión ni en los periódicos, directemente no existe.
Si a estas circunstacias le añadimos la presión del "lobi Walt Disney" de una presunta defensa de los animales en todas las instancias; concluiremeos que el sol y las moscas, la testiculina el olor de la boñiga y la sangre han fracasado en su "estetica" frente a la cultura del "bifidus activo". Y el que no lucha, pierde. Juansintierra
esa dimensión cultural es indudable y hay q promocionarla, pero todo ello debe estar respaldado por la verdad, integridad y emoción del espectáculo. En caso contrario, como escribe Gloria, se están sembrando lirios en un patatal
EliminarAdmirado Javier: en mi modesta opinión, son preferibles lirios (aunque atufen a sacristia y a incensario), sembrados en un patatal, que el mismo patatal de todos los años a secas. Insisto:todos sabemos que esto es un patatal y los medios hasta hora empleados para que el aptatal se transforme en un jardín han fracasado un año tras otro. Denunciar lo denunciable en circulos endogamicos no conduce a nada, mientras el mundo contemporaneo gira en otras direcciones poniendo en duda la esencia misma del ser de las corridas de toros. Tenemos dos caminos: seguir como al orquesta del Titanic hata el undimiento total o aprovechar los resquicios del sistema mediatico para tratar de vender una interpretación "etica" de las corridas de toros. Que cada cual tome sus decisiones desde la buena voluntad. Juansintierra
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