jueves, mayo 03, 2012

Los últimos en cerrar la puerta (Gloria Sánchez Grande)


LOS ÚLTIMOS EN CERRAR LA PUERTA

Se esfumó el invento de la mini-feria de la Comunidad, al que no podrían haber bautizado con un nombre más cursi. Lo realmente “mini” ha sido el aforo de los dos días: un quinto de plaza el sábado y algo más de un tercio el domingo. Ni siquiera sumando el público de ambos festejos hubiéramos llenado Las Ventas. Dejando los problemas de taquilla a un lado, esta feria ha hecho que tomemos conciencia de una realidad triste: estamos presenciando el final de una etapa de la Tauromaquia que, irremediablemente, será sustituida por el laureado Toreo Moderno o del Siglo XXI.
Toreros como Luis Carlos Aranda no tienen hueco en el devenir de la Fiesta. La torería no se enseña: se tiene o no se tiene. Tampoco es una cuestión de edad. Los toreros con sabor añejo, incluso siendo jóvenes, parecen que se han tragado a un anciano. Su secreto reside en una actitud, un recreo, una pausa, una media sonrisa, un brillo en los ojos, un cimbreo, un paso hondo, una solemnidad, un derroche y, a la vez, un recogimiento. Todo eso y algo más constituyen la torería. Con un hilo del pañuelo de Luis Carlos Aranda nacerían tres generaciones de grandes toreros. Pero los novilleros de ahora no están trenzados con esos mimbres. Se comprobó el martes, durante la novillada de Nazario Ibáñez –magnífica, por cierto, y donde no se cortó una sola oreja-. Estos neo-novilleros no salen al ruedo a jugársela a cara o cruz. Por el contrario, son pequeños funcionarios de la Tauromaquia que hacen el paseíllo para cumplir un trámite. Ojalá “sólo” el fallo a espadas les hubiera privado de la Puerta Grande como han publicado muchos medios. Desgraciadamente, el problema es mucho más profundo. Más allá de su inexperiencia -totalmente justificable-, carecen de pasión, ese ardor irreflexivo, incontenible e incomprensible que, por ejemplo, le sobró a Luis Carlos Aranda pareando al tercer toro de Los Bayones. ¿Cómo es posible que un torero veterano derroche más vida que un novillero? En dos días y una misma plaza, el contraste entre la Vieja y la Nueva Tauromaquia ha quedado en evidencia como el final de una larga agonía.
Toreros como Aranda, El Fundi o Juan Mora serán los últimos en cerrar la puerta. Y los aficionados nos quedaremos ahí, a la deriva de los tendidos, contemplando la llegada de un arte que ni comprendemos, ni nos emociona, ni con el que comulgamos.

Gloria Sánchez-Grande

5 comentarios:

  1. Magnifico artículo Gloria Sánchez Grande, para mí de matricula de honor por no haber leído últimamente tantas verdades juntas y estoy totalmente de acuerdo que llevamos muy mal camino, nos hacen falta más Luis Carlos Aranda en la fiesta. Saludos.

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  2. Absolutamente de acuerdo. Luis Carlos siempre se empeña en dar lo mejor de sí mismo y ahí está el resultado. Estuvo soberbio hasta para vestirse. Por lo demás, no es nuevo que lo que viene no es garantía de hacer perdurar la tauromaquia otros doscientos años. No tiene pinta, no.

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  3. Absolutamente de acuerdo. Luis Carlos siempre se empeña en dar lo mejor de sí mismo y ahí está el resultado. Estuvo soberbio hasta para vestirse. Por lo demás, no es nuevo que lo que viene no es garantía de hacer perdurar la tauromaquia otros doscientos años. No tiene pinta, no.

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  4. No se puede resumir mejor ni con más acierto el momento actual de la fiesta, enorabuena Gloria por tu afinada percepción del momento taurino y por tu elegancia al expresarlo que es como la torería del escritor.
    Jandro

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