Peras en dulce (Capitán Alatriste)

Mira que en los toros es difícil ponerse de acuerdo. Poco más o menos que un milagro. Pues hoy José Joaquín Moreno Silva lo ha conseguido (o casi).
La tarde pintaba gris: en el cielo y en el cemento venteño. ¿Cuántos éramos? ¿Mil aficionados mojados? En el tendido 10 contabilizamos veintiocho personas y media (los niños, ya se sabe, son un problema a la hora del arqueo).
Matemáticas aparte, el millar de espectadores calados nos pusimos de acuerdo. Dos mil manos ovacionaron a seis novillos de nota. Algunos bravos, otros encastados, unos con picante y varios nobles, pero todos ellos interesantes. Más “asaltillados” los tres primeros, más cuajados los tres últimos, de lámina en conjunto, y una docena de astifinos pitones que quitaron el hipo a la terna. La “psicosis Mingo” planeaba en el aire como el desasosiego del estudiante ante un examen de matemáticas. Pura histeria, porque los novillos no se comían a nadie. Al contrario. Metían la cara, tenían fijeza, gozaban de movilidad, repetían… Peras en dulce para unos niños que no querían postre.
Los Moreno Silva han sido la golosina previa al atracón de Martelillas, Peredas, Garcigrandes y Parladés que nos esperan en este San Isidro. No importa. El postre está ya dentro del estómago de mil aficionados hambrientos de toros. Que aproveche.

Foto: Juan Pelegrín