Las escuelas taurinas distribuidas por todo el país deben tener un programa de estudios muy semejante y a la vez exigir poco para aprobar a sus alumnos.
Hemos llegado a esta conclusión después de ver la actuación de los tres toreros que han hecho el paseíllo hoy en las Ventas, uno de Linares: Curro Díaz, otro de Madrid: Iván Vicente y otro pacense: Ambel Posada pues planteaban sus faenas con similares despropósitos y cometían los mismos errores. Debe ser difícil destacar hoy día en el escalafón de toreros, teniendo todos una formación tan parecida y toreando casi siempre el mismo encaste. No se anuncian masters de postgrado para perfeccionar lo básico.
Aunque nos preguntamos con demasiada frecuencia si eso básico de parar, templar y mandar lo han asimilado o si faltaron ese día a clase como el día que explicaron lo de citar desde el pitón contrario cargando la suerte, o lo de correr la mano rematando el pase atrás con el juego de muñeca.
Así las corridas se tornan repetitivas y aburridas, todas iguales, sin interés. Ausente el arte personal que debería atesorar cada torero una vez asimilados los conocimientos imprescindibles para ejercer el oficio, sólo queda el pegapasismo inaguantable.
Los toros de Los Recitales, salvo el primero que estaba inválido, y el quinto de Fernando Peña tenían pases, pocos pero suficientes para que toreros con oficio y valor hubieran puesto de pie a un público más sediento de triunfo que los propios toreros, pero éstos, incapaces de trasmitir la más mínima emoción ni interés se van con más pena que gloria dejándose atrás la posibilidad de triunfo que tenían en la mano.
Esta incapacidad se ha visto especialmente en Curro Díaz, del que esperábamos más, ha tenido como enemigo al mejor toro de la tarde que ha saltado al ruedo en cuarto lugar y que ha quedado muy por encima de su oponente, al igual que el resto de las reses.
Y eso que se trataba de “medios-toros” tan del gusto de estos toreros de escuela y de los taurinos que los jalean.
Jandro
domingo, 10 de mayo de 2009
Hemos llegado a esta conclusión después de ver la actuación de los tres toreros que han hecho el paseíllo hoy en las Ventas, uno de Linares: Curro Díaz, otro de Madrid: Iván Vicente y otro pacense: Ambel Posada pues planteaban sus faenas con similares despropósitos y cometían los mismos errores. Debe ser difícil destacar hoy día en el escalafón de toreros, teniendo todos una formación tan parecida y toreando casi siempre el mismo encaste. No se anuncian masters de postgrado para perfeccionar lo básico.
Aunque nos preguntamos con demasiada frecuencia si eso básico de parar, templar y mandar lo han asimilado o si faltaron ese día a clase como el día que explicaron lo de citar desde el pitón contrario cargando la suerte, o lo de correr la mano rematando el pase atrás con el juego de muñeca.
Así las corridas se tornan repetitivas y aburridas, todas iguales, sin interés. Ausente el arte personal que debería atesorar cada torero una vez asimilados los conocimientos imprescindibles para ejercer el oficio, sólo queda el pegapasismo inaguantable.
Los toros de Los Recitales, salvo el primero que estaba inválido, y el quinto de Fernando Peña tenían pases, pocos pero suficientes para que toreros con oficio y valor hubieran puesto de pie a un público más sediento de triunfo que los propios toreros, pero éstos, incapaces de trasmitir la más mínima emoción ni interés se van con más pena que gloria dejándose atrás la posibilidad de triunfo que tenían en la mano.
Esta incapacidad se ha visto especialmente en Curro Díaz, del que esperábamos más, ha tenido como enemigo al mejor toro de la tarde que ha saltado al ruedo en cuarto lugar y que ha quedado muy por encima de su oponente, al igual que el resto de las reses.
Y eso que se trataba de “medios-toros” tan del gusto de estos toreros de escuela y de los taurinos que los jalean.
Jandro
domingo, 10 de mayo de 2009
Foto: Rosa J.C.
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