¿Y usted con cuál se queda? ¿Con el bueno, con el malo o, como dicen los 'rurales', con el 'regular'? El público de Madrid (o mejor dicho, su sector más ruidoso) se quedó con todos. Decidió no discriminar a ninguno de ellos no sea que luego venga la Ministra de Igualdad y abra expediente. Y una vez las manos calientes los aplausos estallaron con más tronío finalizado el festejo, cuando también el mayoral recibió su ración. Esto pone de relieve que atravesamos por tiempos de crisis económica pero no de aplausos. El caso era aplaudir a todo lo que se moviese porque la novillada, moverse se movió. No vea usted cómo lo hizo. Parece ser que cuando vieron que los animales iban de allá para acá, aún haciéndolo de forma descompuesta, pegando tarascadas y echando la cara al tendido, se frotaron las manos porque con el frío que hacía no era plan de que se quedaran frías. Así que para evitar visitas al médico, la receta infalible resultó ser el aplauso. Así las cosas, a aplaudir sea dicho.
No me acabo de aclarar, unas veces son unos reventadores y otras veces unos festivos, lo que si me queda claro es que está aprendida la lección 1 del profe, las crónicas de Madrid siempre, y las de fuera casi siempre, se empiezan cargando tintas contra el enemigo.
Valentía mostró con el sexto, novillo que desarrolló complicaciones con el que el público volvió a tomar protagonismo. En este caso, teledirigiendo al picador. Uno, dos, tres y hasta cuatro puyazos recibió el animal con el auspicio del público que parecía tener un mando a distancia con el que decidía qué canal sintonizar. Se quedó en el cuarto así que suponemos que se quedó con Telemadrid. Quizás, ¿quién sabe? Porque hoy empezaba la Miniferia de la Comunidad.
Esto no lo he entendido, pero debe de estar bien porque me pasa mucho con las crónicas del profe.Corren malos tiempos y hay que gestionar los recursos con cabeza. Con los aplausos, no podía ser de otra forma. El caso era aplaudir al bueno, al malo y al que miraba a la rubia de la barrera o al cielo para averiguar si iba a llover. Ahora sólo queda preguntarse: ¿Qué hubiera ocurrido si la ganadería no hubiera sido 'dura'? ¿Se hubiera aplaudido de igual modo al encastado que al descastado? Seguro que ahí sí se hubiera notado la crisis y se hubieran puesto económicos (por no decir tacaños) con las palmas.
Si, pues claro que si, porque los aficionados no tenemos mas interés que emocionarnos, y nos da igual, no tratamos los toros como una batalla futbolistica, nos emociona igual un toro de un encaste que de otro siempre que se eso un Toro con Trapío, bravo y encastado. Y le voy a poner un ejemplo que ha olvidado o no conoce, recuerda usted la novillada de Fuenteymbro en 2003, le facilito gratis un enlace para recordarla.
Esta señorita ha hecho un ridículo espantoso. No sólo por ser una de las crónicas de la historia taurina con más tonterías por centímetro cuadrado sino por esa prepotencia, ese descaro, ese lenguaje barriobajero e insultante ante el público de una plaza que, esa tarde sí, estaba poblada mayormente de aficionados por ser el día que fue, un día laborable y con, lo único que ha dicho con coherencia en su artículo, bastante frío.
ResponderEliminarCreo que la culpable no es ella, allá con su ignorancia..., los verdaderos culpables son quienes le consienten el desaguisado.
Afortunadamente los asistentes pudimos disfrutar de una tarde llena de emociones.