sábado, mayo 16, 2009

José Escolar


La ganadería de José Escolar ha traído hoy a las Ventas seis ejemplares bien presentados, encastados y de bonita lámina pero blandos en general, sobre todo los dos primeros, cuatro de ellos han manseado, especialmente el quinto. Todos se han venido a arriba en la muleta. Tenían mucho que torear aunque carecían de la agresividad que en años anteriores impedía prácticamente el toreo de este hierro.
Como siempre que se huele la casta, los toreros que figuran en el cartel no son de relumbrón, sino valientes y corajudos jóvenes que tratan de hacerse paso en al escalafón toreando lo que les echen. Al menos sobre el papel esa es la idea.
Y también como siempre que se huele la casta se lidia mal y se abusa del castigo en el caballo.
El tercer toro de la tarde llegó a la muleta embistiendo de largo y con nobleza por los dos pitones, y el torero Sánchez Vara no le quiso ni ver, le ahogó la embestida, le acortó el viaje y le mató. Trató de ocultar el toro al público, y lo consiguió en parte, porque los aplausos en el arrastre no fueron generalizados como se merecía un toro que ha sido el mejor de lo que va de feria para su matador. Un toro noble al que había que saber torear, y Sánchez Vara no ha sabido, ni tampoco al sexto que, volvemos a repetir: llegó a la muleta embistiendo de largo y con nobleza por los dos pitones, a este sexto le toreó a trapazos sosos y desajustados. Puso banderillas a los dos toros y tampoco se lució en estos tercios, muchos subalternos las han puesto mejor estos días atrás.
Nos preguntamos por qué ha venido Sánchez Vara a torear a las Ventas, debería haberse quedado en su casa, no hay derecho a desaprovechar dos toros con los que todos los toreros sueñan aunque la realidad, cuando se encuentran con ellos, sea dura en muchas ocasiones. Debería reflexionar Sánchez Vara sobre su estrepitoso fracaso de hoy y no buscar inexistentes justificaciones a su actuación que ha sido lamentable.
Robleño tampoco ha sabido lidiar ni torear al quinto, que era un manso pregonado, y tampoco nos valen justificaciones a quienes hemos visto importantes faenas a toros de esta índole en numerosas ocasiones. Inédito se ha quedado ante el segundo, muy escaso de fuerzas.
Rafaelillo no ha podido, o no ha sabido, aprovechar las posibilidades que le brindaban sus dos toros, con su toreo tan encimista sólo se consiguen pases sueltos sin ligazón que cansan y aburren al público.
Hemos visto a los tres toreros sin convencimiento, como si vinieran con la corrida pensada desde el hotel y lo que ha salido por chiqueros ha superado cualquier idea preconcebida y no han sido capaces de reaccionar.
Así que los tres corajudos chavalotes en busca de triunfo se van sin pena ni gloria, y lo malo es que a lo mejor no les importa.

Jandro
sábado, 16 de mayo de 2009
foto: juan pelegrín

2 comentarios:

  1. ¡Por fín la casta en el ruedo venteño! y con ello las complicaciones y emoción que eso conlleva.
    Pgmacias

    ResponderEliminar
  2. Parece ser que no se vió la corrida... por no verla, no la vió ni Javier Villán -cosa que entiendo tras leer la crítica que escribe hoy-.

    Corrida -todo hay que decirlo- entre la casta, la mansedumbre y la bravuconería, pero con embestidas que lidiar y torear.

    Sánchez Vara y "Rafaelillo" aplicaron la misma nociva medicina a dos toros que demandaban otra lidia. A base de encimismo y ahogar al tercero y cuarto poco iban a hacer, evidentemente. Dolió especialmente el paso de puntillas sobre Campanero -primer recuerdo corucho de la tarde ("Campanillero", agosto de 2007)-.

    El quinto, que por trapío -incluso por la misma inserción y desarrollo de los pitones- y por la capea que se formó, me recordó a Chumbero -segundo recuerdo corucho: agosto 2008-, podía haber sido un toro de trasmisión; si se pone alguien con él, claro.

    Y el sexto, el más claro para quienes no lo tienen claro al ponerse delante de joseescolares, una lástima que se fuera con las orejas.

    ResponderEliminar