Aprendices

Echando una ojeada al historial de la pasada temporada que gentilmente nos ofrecen en el programa de la plaza cada día, vemos que José Manuel Mas toreó en 2008 en 32 ocasiones y cortó 41 orejas y 2 rabos. Miguel Tendero hizo el paseíllo en 42 ocasiones y cortó 66 orejas y 7 rabos. Y Javier Cortés saltó a la arena en 14 ocasiones cortando 29 orejas y 3 rabos. Pues bien, estos tres laureados novilleros han comparecido hoy en las Ventas y no han conseguido ningún trofeo, es más, han estado muy lejos de aproximarse a ellos. Miguel Tendero ha escuchado un sonoro abucheo por ponerse pesado con el quinto toro, aunque es posible que lo mismo que ha hecho en las Ventas lo haya hecho en muchas plazas y en lugar de abucheo haya cortado oreja.
Así está la fiesta: lista para el descabello, ya que sus promesas se muestran incapaces y sin recursos técnicos para salir airosos de un importante compromiso ante una afición algo más exigente.
Antaño la afición veía en los novilleros savia nueva con la que fecundar las temporadas siguientes, hoy vemos reflejos malos de los toreros actuales que se comportan de idéntica manera que estos novilleros, los chavales no tienen otro espejo donde mirarse y seguramente quienes les aconsejan tampoco estén interesados en que se salgan del guión marcado por los oportunistas taurinos que controlan el cotarro.
En los novillos de Montealto había casta y también mansedumbre, y este binomio es difícil de manejar, tanto por las cuadrillas que hoy han estado por encima de la media salvo en el incidente de la cogida a Gimeno Mora que al prender un par de banderillas se ha visto cogido por el toro y sus compañeros han llegado tarde y con torpeza mientras el toro le propinaba una soberana paliza, esperamos y deseamos que se reponga pronto y no le queden secuelas de este grave incidente, como por los propios matadores que son los responsables de conducir la lidia de manera que el toro llegue a la muleta con las fuerzas necesarias para aguantar la faena sin problemas, y luego plantear esa faena de acuerdo a las características del toro, llegando a someterlo hasta que el propio toro pida la muerte.
Es importante llevar al toro toreado desde los primeros lances de recibo, con temple, saber pararle y mandarle desde el principio porque en caso contrario el toro se hace el dueño del ruedo y convierte la corrida en una capea descompuesta en la que aprende más de lo preciso y luego, llegados a la muleta no se deja torear, se para debajo del engaño, mueve la cabeza, puntea la muleta y finalmente se raja si no encuentra donde hincar el cuerno.
Y esto es lo que han conseguido esta tarde estos novilleros con sus toros, llevarles al punto de imposible toreo que es también el de imposible lucimiento para ellos y el aburrimiento para el público.

Jandro
lunes, 11 de mayo de 2009

Foto: Juan Pelegrín