sábado, mayo 03, 2008

Los desastres de la guerra -crónica de la goyesca- (el capitán alatriste)


LOS DESASTRES DE LA GUERRA
A las nueve y media de la mañana, Antonio García Barbeito diseccionó el 2 de mayo con el punzante escalpelo de su voz, augurando que si Goya tuviera que plasmar la España de hoy, rompería los pinceles. Doce horas después, amplío la conjetura de Barbeito aseverando que el genio zaragozano, gran aficionado a los toros, hubiera ingerido medio litro de aguafuerte antes que cincelar un solo grabado de la corrida de esta tarde.
Los “valdefresnos”, seis toros de mansedumbre histórica, corrieron hacia los chiqueros como un ejército en retirada. Ni siquiera el repliegue francés en Waterloo resultó tan descorazonador. Uceda comenzó su primera faena en el tendido 8 y la terminó en la trinchera del 3. Fue un inquietante vaticinio.
El segundo toro se dejó caer al callejón como una granada de mano. Afortunadamente, no llegó a estallar; y en venganza, “Alcalareño” le puso las banderillas a la virulé. El Cid, que se las vio con un ejército inválido y volvió a ser el pincha-uvas de tiempos pasados, estuvo sublime en un quite por verónicas al que abrió plaza, cuando todavía fulguraba un rescoldo de esperanza en el ambiente.
Al tercer choto de capea, cuando el rescoldo de esperanza ya era una montaña de cenizas, la plaza despertó y acusó al Presidente de “afrancesado sinvergüenza”. Durante la alharaca, también se mentó a la madre de Napoleón. Y coincidiendo con la pañolada verde, se escuchó: “¡Que estamos en Madrid, coooño!”. Castella no apaciguó los ánimos, y anduvo espeso, encimista y fuera de cacho con el sobrero de Alcurrucén y el sexto de Valdefresno. La lidia de este último, por cierto, fue criminal.
Los cabestros de Florito y Curro Molina recibieron las dos únicas ovaciones del aciago 2-M. En tardes como ésta lo mejor es sacar bandera blanca, y que cada uno tire pa´su casa (o para “El Puerta Grande”, como fue mi caso).
Nota: Siento publicar este post con retraso...pero acabo de encender el ordenador.
Foto: Juan Pelegrín

No hay comentarios:

Publicar un comentario