El Capitán nos manda una crónica de la novillada de ayer en Las Ventas:ENTRE MANTAZO Y MANTAZO, UN GIGANTE
Dicen “los expertos” que este año la mansedumbre de los toros -o “escaso juego”, en lenguaje taurino políticamente correcto- se debe a la subida del precio del cereal y a la búsqueda de “piensos alternativos”. Por tanto, según esta teoría, la malnutrición es la causa del aborregamiento, mala presentación y falta de fuerza del toro actual.
Sin embargo, hoy he comprobado que con los novilleros se produce el efecto contrario: la buena alimentación está creando toreros gigantescos (físicamente hablando, claro). Es el caso de Abel Valls, un chaval que debe rozar los dos metros de altura. Apuesto a que este muchacho se ha criado a base de “natillas Danone” enriquecidas con calcio, cereales “Frosties de Kellogg´s poderosa energía”, y leche “Puleva Omega3”, porque… ¡menuda planta!
La relación inversamente proporcional entre la alimentación de novillos y novilleros se ha visto perfectamente reflejada hoy en el ruedo de Las Ventas. Mientras que los ejemplares de Hermanos Torres Gallego han carecido de casta, bravura, fuerza y trapío; Abel Valls ha exhibido su titánica figura dejando boquiabiertos a los allí presentes. Los novillos le llegaban más o menos por donde a mí me queda un pastor alemán.
El castellonense tuvo que apechugar con un lote sin posibilidades que, tal vez, exigía mayor distancia (la estocada al tercero fue irreprochable). Francisco Pajares, por su parte, sorteó el mejor novillo del encierro (4º), y comenzó una faena esperanzadora por bajo hasta que se amontonó y empezó a torear con el pico de la muleta justo delante del tendido 7. Esto generó gritos del tipo: “¡Qué insulso!”, “¿Pero de dónde habéis sacado a este muchacho?” o “¡Está verderón!” Finalmente, el jienense José Carlos Venegas arrancó los únicos “olés” de la tarde con un ajustado quite por gaoneras al primero y en el recibimiento al segundo, un novillo que despertó momentáneamente en el capote.
En general, se picó trasero, se pegaron mantazos a “tutti-plen” y, entre trapazo y trapazo, se produjo una bronca en el 7 por motivos desconocidos. Ni siquiera los picadores de Abel Valls pudieron controlar a sus caballos durante el minuto de silencio que se guardó en memoria de Rafael Campos de España al finalizar el paseíllo. El momento más emocionante de la tarde lo protagonizó el tercer novillo, el cual estuvo a punto de saltar al callejón en dos ocasiones (gran acojono por mi parte que, por motivos difíciles de explicar, me encontraba en la primera fila del tendido 10, a pocos metros del espectacular brinco).
Después del experimento nutricionista de hoy, tengo una propuesta para “los expertos”: ¿por qué no le damos también a los toros “natillas Danone”?
Foto: Juan Pelegrín
Ahora ya entendeis por Madrid aquello que he repetido mil y una veces respecto a Abel Valls: venga a ponerlo y venga a cortar orejitas con los novillitos de Fuente Ymbro de plaza en plaza... no muchas veces sin pasar de dar la risa. La risa que dan unas ratitas con un gigantón que, por poder, puede, pero que entre que lo llevan tres políticos y lo encunbran dos presidentes... pues así estamos.
ResponderEliminarPués a mi pueblo fué de paisano que toreaba un compañero suyo de la escuela taurina que por desgracia fué cogido por el novillo. Un Eral a punto de cumplir de utrero, osea que a efectos de peso y trapío era un utrero y lo mato sin ningún problema de paisano. Y quería matar los otros dos que estaban en chiqueros que todavía eran más grandes, pero el director de la escuela taurina de Castellón no le dejo. Desde ese día este novillero se ha ganado mi respeto como aficionado.
ResponderEliminarBRAGAOMEANO.
En el Quijote también se describen heroicidades más allá de las generales quijotadas.
ResponderEliminarSi quereis hablamos de lo que yo he visto en Castellón, y no en mi pueblo.
Pués a lo mejor tenían más trapío los erales de mi pueblo, que los toros que sueltan para las figuras en Castellón.
ResponderEliminarBRAGAOEMANO.