Los que comparecen al toro, le agravian mucho más, y peor, que los que le hieren y le matan. El único insulto para el toro es la compasión.
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El entendimiento del toreo es, naturalmente, consecuencia de una limpia y fina sensibilidad; porque el toreo es lo que hay que ver, cosa de ver, y de entender, por consiguiente: cosa, objeto de la percepciòn y el razonamiento. Sin sensibilidad o percepciòn sensible no hay entendimiento de ningùn arte o juego (...).
Para saber lo que valga moralmente o estèticamente el toreo, tendremos, ante todo, que entenderlo.¿ Y còmo podremos entenderlo mientras repugne a nuestra sensibilidad, si nuestra sensibilidad se opone confusamente a ello?. Los que, pretextando esa exquisita sensibilidad, se niegan a su entendimiento, podràn presumir de lo que quieran; de todo menos de entendimiento(...). Una sensibilidad fina verdaderamente es una sensibilidad firme, segura, ejercitada(...); o sea, de rapidìsima concepciòn o racionalizaciòn; y solamente esta rapidez funcional en el proceso de lo sensado puede concebir el toreo, es decir, abstraer, conceptuar tan ràpidamente por el pensamiento una experiencia sensorial.(...). El poder conceptuar tan ràpidamente lo sensible es propiedad de finìsimas sensibilidades:las sensibilidades torpes, rudimentarias, carecen de esa facultad; por eso para ellas el espectàculo del toreo es sensacional y repulsivo; porque les es, sencillamente, inconcebible. (...).
Y como no lo pueden ver , no lo ven, y no lo entienden(...) ;por eso compadecen al toro, padecen con su pasiòn mortal y no con la inteligencia inmortal del torero que la burla; porque se identifican pràcticamente, sentimentalmente, con el toro, que es el que siente o padece vivo; pero no entienden la inteligente burla que es el arte de birlibirloque verdadero de torear. Todo el que no puede ver el toreo, no lo podrà entender jamàs, por falta, no por sobra, de sensibilidad verdadera(...).El juego inteligente del toreo no puede andar entre bobos, como dice un estribillo popular. Es juego imaginativamente racional, enigmàtico, verdadero; cruelmente perfecto; luminoso, alegre, inmortal.
Foto: Campos y RuedosPara saber lo que valga moralmente o estèticamente el toreo, tendremos, ante todo, que entenderlo.¿ Y còmo podremos entenderlo mientras repugne a nuestra sensibilidad, si nuestra sensibilidad se opone confusamente a ello?. Los que, pretextando esa exquisita sensibilidad, se niegan a su entendimiento, podràn presumir de lo que quieran; de todo menos de entendimiento(...). Una sensibilidad fina verdaderamente es una sensibilidad firme, segura, ejercitada(...); o sea, de rapidìsima concepciòn o racionalizaciòn; y solamente esta rapidez funcional en el proceso de lo sensado puede concebir el toreo, es decir, abstraer, conceptuar tan ràpidamente por el pensamiento una experiencia sensorial.(...). El poder conceptuar tan ràpidamente lo sensible es propiedad de finìsimas sensibilidades:las sensibilidades torpes, rudimentarias, carecen de esa facultad; por eso para ellas el espectàculo del toreo es sensacional y repulsivo; porque les es, sencillamente, inconcebible. (...).
Y como no lo pueden ver , no lo ven, y no lo entienden(...) ;por eso compadecen al toro, padecen con su pasiòn mortal y no con la inteligencia inmortal del torero que la burla; porque se identifican pràcticamente, sentimentalmente, con el toro, que es el que siente o padece vivo; pero no entienden la inteligente burla que es el arte de birlibirloque verdadero de torear. Todo el que no puede ver el toreo, no lo podrà entender jamàs, por falta, no por sobra, de sensibilidad verdadera(...).El juego inteligente del toreo no puede andar entre bobos, como dice un estribillo popular. Es juego imaginativamente racional, enigmàtico, verdadero; cruelmente perfecto; luminoso, alegre, inmortal.
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