"Cuando un torero sale a torear claro está que se está jugando su vida; pero se está jugando de esa vida suya algo que es más, mucho más para él, que su vida en aquel instante; el torear bien, salvándola de ese mortal riesgo; el ser o no ser de verdad un torero, un buen torero.(...)"
Esta cita de José Bergamín recobró todo su sentido con la faena de Rafaelillo.
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