Si la libertad debe sustentarse sobre algo en la fiesta de los toros es desde la integridad. Y al hablar de integridad lo hacemos incluyendo todos sus aspectos posibles: la del propio espectáculo, la del toro -externamente como en cuanto a casta se refiere- y, mercantilísticamente hablando, la integridad que supondría una verdadera libre competencia entre toreros, empresas y ganaderías. Si esto fuera así, si hubiese auténtica libertad de puertas hacia adentro, la Fiesta no tendría problemas y, lógicamente, nadie nos tosería de puertas hacia afuera.
Esta Magdalena de 2011 ha sido un claro ejemplo de como la falta de libertad en el orbe taurino, manifestada claramente en la falta de integridad de un espectáculo que se descerraja a cada paso, da argumentos a cualquiera que pretenda oponerse a ella. Camino fácil y con alfombra roja. La propia corrida que cerró ayer feria, de Victorino Martín, fue un punto y seguido del debacle. Hacía años que la afición de Castellón no se sentía defraudada por el Paleto de Galapagar; y ayer volvieron los fantasmas.
--
Nota: Sólo nos resta felicitar a los autores de la página por su trabajo durante la feria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario