-Seis toros de Miura. Corrida voluminosa y, con la excepción de un tercero playero y descarado, ofensiva si exageraciones. Salió de desigual condición. El tercero tuvo muy buen son; el sexto fue bravo en los tres tercios. Sin fuerzas ni correa el primero, muy llorón, y un noble cuarto. No pudo verse el segundo. El quinto, claudicante y mugiente, escarbó y tuvo brusco aire.
-Sobre la faena de Mehdi Saballi al sexto Miura escribe:
Fue el de más poder de todos los jugados. A pesar de cuajo tan rotundo, ese toro tan de Miura compartió protagonismo no se sabe si a partes iguales con un torero dispuesto a todo y de casi todo capaz también: el arlesiano Mehdi Savalli,(..)
Fue el de más poder de todos los jugados. A pesar de cuajo tan rotundo, ese toro tan de Miura compartió protagonismo no se sabe si a partes iguales con un torero dispuesto a todo y de casi todo capaz también: el arlesiano Mehdi Savalli,(..)
No le arredraron a Savalli ni el toro ni sus circunstancias, sino que parecieron estimularle. No fue un viaje al infierno sino todo lo contrario: si no lo mata a la cuarta o quinta –un pinchazo, una estocada delantera –y el toro ni se rascó-, otro pinchazo, una segunda estocada atravesada y desprendida y un descabello-, Savalli le corta el rabo al toro. Por méritos propios –la audacia, los arrestos para poner tres pares de banderillas comprometidos, el temple en el toreo de recibo, el fino acento en muletazos ligados por las dos manos y sin vacilar- y porque el ambiente se había desatado tanto como la misma tormenta.
La gente estuvo literalmente bramando(..)
Savalli se hizo dueño del toro, que embestía pero pesaba mucho en cada viaje como si fuera una tromba. El toro había tomado tres puyazos en regla, y descabalgado y volteado a Jacques Monnier, el piquero francés de mejor escuela, y había sangrado lo suyo, no poco. Por tener tuvo el toro hasta nobleza y esa nobleza pareció embriagar a Savalli, que estuvo en algunos momentos como en trance. Desde el callejón y desde las gradas también le pedían que cortara faena –porque la tormenta seguía azotando a todos- y entrara a matar. Tres manoletinas, ligadas con uno de la firma y el de pecho. Y entonces se dio cuenta Mehdi de que había que coger la espada. El toro se le puso por delante y él ni pasó ni empujó. Sonó un aviso. Voló el rabo como si lo hubiera devorado el mismo turbión revuelto. Memorable. Será faena de recordar.
-Sobre El Fundi escribe:
El Fundi, que ha sido en Arles un torero mítico, le pegó al cuarto una estocada antológica y sólo por ella se ganó una oreja que pretendieron regatearle algunos. Humilló el primer viaje pero sin viaje y no hubo nada que hacer. Noble y pronto pero flojito y apagado, el cuarto sólo se dejó traer y llevar a su aire.
-Sobre Alberto Aguilar:
Alberto Aguilar se estrelló. No sujetó los pies, no llegó a reunirse ni una vez con ninguno de sus dos toros, se vio desbordado casi desde el principio y no fue tampoco capaz de pasar con la espada. Tres avisos del segundo de corrida, que tuvo guasa, y uno y casi el segundo del quinto, que fue, dentro del miura moderno, uno de tantos. Sólo había que meterle mano. O intentarlo.
-----------------
-----------------
"Los seis ejemplares de Miura salieron magníficamente presentados, muy en el tipo de la ganadería. Unas dimensiones impresionantes, al sobrepasar los tres últimos los 600 kg. Una miurada es siempre una miurada, con su peligro sordo; hasta cuando saca a cuatro toros buenos (3º, 4º, 5º y 6º), entre los que destacó el gran último. Hay ganaderías comerciales en las que los toros humillan menos que los seis Miuras lidiados en Arles. Porque todos ellos descolgaron la cabeza y, consecuentemente, ofrecieron varias opciones de "toreabilidad" a sus matadores. Si estos hubieran acertado con el estoque, habrían cortado algunas orejas más (sólo paseó una El Fundi, del cuarto), en un balance artístico más acorde con el potencial del encierro.
En su primero, El Fundi no se comprometió hasta que, después de caer espeluznantemente delante de los cuernos, se levantó para volver a su mejor centrado combate. A base de semi-pases, presentando la muleta detrás del cuerpo, calentó al público antes de matar de dos viajes (saludos). El cuarto hasta hizo el avión por e pitón izquierdo. Fundi le hizo una faena muy profesional, completa. Mató de estocada (oreja) [...] Alberto Aguilar toreó bien al segundo. Este torero, de talla reducida, debería incorporar brazos telescópicos para ayudarle a conducir la dimensión de los Miuras. Por este mismo motivo, Aguilar escuchó el tercer aviso cuando entró a matar (aplausos para el toro en el arrastre y división para el torero) [...] La lidia del último toro se celebró íntegramente bajo la tormenta. Empujó en el peto del picador empleándose. En la muleta, por la izquierda, fue suave y entregado. Savalli se centró e hizo una faena destacada, que culminó al natural. La espada volvió a traicionarle y perdió las orejas (silencio)".
ABELLA ¿Porque no podemos ver esto en Madrid?
ResponderEliminar