Entre Constantina y Lora del Río, a salvo del combativo sol sevillano, hay una finca donde apenas llega la luz. Es la Dehesa de Frías donde pastan los toros de Dolores Aguirre (procedencia Atanasio - Conde de la Corte). Allí, el arbolado ejerce la función de un reconocedor severo que echa para atrás a la claridad. Todas las mañanas, los vaqueros "corren" a los toros de Dolores alrededor de los cercados para ejercitarlos. Emergen, así, desde la sombra hacia las pequeñas parcelas de luz en un juego lumínico que se ha convertido ya en tradición. Quizás por eso los astados de Dolores Aguirre desarrollan tanta movilidad en la plaza. O tal vez sea porque protestan del fulgor cuando, acostumbrados a la penumbra de su Dehesa, saltan al ruedo en las tardes de verano. Sea como fuere, las camadas de este año para Pamplona y Vic-Fezensac aguardan para saltar hacia la luz.
Vergonzoso que los choperitas no la lleven a san isidro
ResponderEliminarSon muy caros...
ResponderEliminarÁlvaro G.
Claro que después de lo de Sevilla habrá aumentado la cotización.
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