Rafaelillo es uno de los exponentes más claros de la idea de esa chapa roja que muestran muchos aficionados las tardes de toro. Él hace las cosas delante de un toro, lo que hace que todo lo que haga se le valore mucho más. Puede tener sus deficiencias, por supuesto, pero el toro es el que le da el valor a toda su tarea. Sin toro, nada vale, ni tiene sentido.
Rafaelillo es uno de los exponentes más claros de la idea de esa chapa roja que muestran muchos aficionados las tardes de toro. Él hace las cosas delante de un toro, lo que hace que todo lo que haga se le valore mucho más. Puede tener sus deficiencias, por supuesto, pero el toro es el que le da el valor a toda su tarea. Sin toro, nada vale, ni tiene sentido.
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