Copio a Agustín Hervás:
Todos aplaudimos a un torero de casta cuando con las dos orejas daba su ultima vuelta al ruedo en La Maestranza este torero colombiano que vino a decir una tarde de mayo en Madrid, el toreo. Luego en esa temporada fueron cuatro tardes y ya Rincón se instaló entre nosotros. Hoy nos decía adiós y nosotros le tocábamos las palmas. Él aún conmocionado por la voltereta las agradecía con esa sinceridad y humildad que solo los del sur de América saben hacerlo. Se fue Rincón de Sevilla y se fue con una faena de casta torera y pundonor. De eso que muchas generaciones nuevas no saben ni que existe. Lloraban los colombianos que vinieron a verle y a algunos nos pegaron el llanto. Llanto de emoción que no de tristeza. Porque si algo nos ha dado Cesar en su carrera ha sido eso, emoción, que es verbo fundamental en la tauromaquia. ¡O acaso no fue emocionante verlo ponerse encastado, más que el toro, en el cite! ¡O matando a recibir!
Foto: Philippe Taris
Un torero de ley. Emocionante su actuación ayer en La Maestranza.
ResponderEliminarZabala tiene razón: "Al maestro nunca le he oído en sus labios frases como `hoy es un buen día para morir´, y sin embargo es el tío que más veces he visto en una plaza dispuesto a morir".
Gracias Maestro por tantas tardes de emoción y arte.
ResponderEliminarEfectivamente César Rincón ha conseguido que se me saltasen las lágrimas en la plaza, lo confieso sin pudor y le estoy agradecido por ello.
ResponderEliminarToda una lección de lo que es un TORERO, a ver si aprenden un poquito de él las "figuritas"...EMOCIÓN en estado puro.
ResponderEliminarPgmacias