La ganadería de Los Recitales ha dado un recital en Madrid de escasez de casta, mansedumbre y blandura, a pesar de lo cual todos embestían en la muleta aunque fuera cayéndose y a trompicones. Milagro del ganadero que consigue el toro moderno: el toro que se deja.
El mejor de ellos ha sido el quinto, de nombre Andarín, negro, bragado y meano que ha descubierto la falta de oficio de Fernando Cruz que ya vislumbramos en el segundo de la tarde, Fernando ha estado incierto y dubitativo, citando desde cualquier sitio y rectificando continuamente la posición.
El peor sobre el papel (dos primeros tercios) ha sido el cuarto: Jarito, castaño, listón y bragado, cuya debilidad le ha llevado al suelo en varias ocasiones durante los dos primeros tercios, ha caído incluso debajo del caballo, no como consecuencia del puyazo (no se ha picado ningún toro), sino después del golpe que se ha dado en la cabeza con el estribo, arma peligrosa donde numerosos toros pierden el norte.
Protestado por el público, D. Trinidad (el Presidente) no lo ha cambiado y Curro Díaz ha aprovechado para cortarle las dos orejas y salir por la puerta grande de las Ventas. La faena, muy del gusto del público actual, a base de naturales y redondos coloristas sin enjundia, siempre con la muleta retrasada, medios pases y caídas del toro al final de cada serie ha sido rematada con una fulminante estocada y el toro ha rodado sin puntilla.
En su primer toro Curro no se ha acoplado en absoluto, ha dado distancia al toro que embestía pero ha estado siempre fuera de cacho, perfilero y ventajista.
Serranito en su confirmación de alternativa ha pagado la novatada con el sexto que ha estado a punto de volver al corral vivo, su faena, larga como una noche de insomnio ha resultado aburrida, el torero ha empezado a confiarse después de cuarenta pases y entonces ha pretendido comenzar de nuevo lo que ha impedido el toque del clarín anunciando el primer aviso, media estocada precipitada y varios descabellos sin suerte menos el último (como siempre)
En el primero de la tarde, su confirmación de alternativa, ha dado pases sueltos pero la blandura del toro le ha impedido el lucimiento.
Ha estado toda la tarde dispuesto y voluntarioso, entrando a quites, como corresponde a quien tiene que ganarse el puesto.
La petición de orejas concedidas a Curro Díaz ha resultado escandalosa por el ruido, para la segunda oreja apenas había pañuelos pero los pedigüeños vociferaban de manera que parecían un tropel y D. Trinidad ha resultado un presidente excesivamente complaciente, así baja el nivel de exigencia de la plaza, se airean trofeos, se presume de éxitos y resulta que se consiguen con medios pases a un toro bobalicón que se deja. Perdemos la categoría que se debe a una actividad artística y entramos en la de divertimento, no emociona el arte de torear, sólo entretiene, y eso a costa de la vida de un toro de lidia.
Se me saltan las lágrimas, pero no de emoción sino de pena. Qué lástima.
Jandro
29 de abril de 2007
Bueno, como siempre, gracias MAESTRO...después de leer las milongas de todos los "domingos", tego el privilegio de saber lo que pasó gracias a lo que un amigo aficionado me cuenta. Un abrazo jandro.
ResponderEliminarPgmacias
Ayer me sentí en la plaza muy solo, ¿sabes Pedro?
ResponderEliminarYo no aplaudía aunque los que por allí estaban lo hacían, buscaba comprensión y no estaba el Niño de las Ventas, ni Javier, ni Juan y su hermano, ni siquiera Curro o Luis o Alberto aunque no me dieran la razón absoluta, tampoco vosotros los extremeños, naturalmente. Ni otros aficionados que comparecen por allí a veces como Dani el rockero o Angel y Pepe con sus mujeres.
Hacía años que no estaba solo en la plaza, qué suerte tengo, ahora allí siempre estoy rodeado de amigos y eso es lo mejor que me puede pasar, salga la corrida bien o mal charlamos, reimos, protestamos, gozamos... juntos.
Qué alegría.
Jandro
Fue una pena ...pero nos quedan muchas tardes de estar en nuestra grada.
ResponderEliminarun abrazo Jandro