El sexto toro de la tarde era un manso pregonado que no ha conseguido torear de capote Alejandro Talavante que veía como se le esfumaba la posibilidad de triunfo en Madrid, y francamente, en ese tercio se ha visto al torero escaso de recursos ante esa situación.
Muchos espectadores, no me atrevo a llamarles aficionados aunque bien pudieran serlo, habían abandonado sus localidades en vista de la sucesión de inválidos (los toros) y de indolentes (los toreros) que pasaban por el albero, salvo quizá el mencionado Talavante que en el primer toro que confirmaba su alternativa en Madrid, se mostró voluntarioso ante un inválido absoluto que deslució su esfuerzo por agradar, torear y triunfar, que es lo que debe tener en la cabeza un recién llegado que quiere convalidar conquistas de otros lugares y momentos.
El encierro del Puerto de San Lorenzo resultó escaso de fuerzas y de casta o bien sus pocas fuerzas no les permitieron comportarse como corresponde a un toro bravo, inválidos y mansos además, degradaron el tercio de varas que en la mayoría de los casos consistió en un paripé para cumplir con el reglamento, asustaron a las cuadrillas en banderillas, salvo a Juan José Trujillo que puso el mejor par de la tarde y a quien su matador, José María Manzanares, no dejó saludar a pesar de los aplausos del respetable, y dificultaron las faenas.
El Juli no se interesó en ninguno de los dos astados que le correspondieron y que constituyeron el peor de los tres malos lotes. La Plaza de Madrid no le facilita la labor al Juli, seguramente porque como hoy, nunca se le ha visto dispuesto de verdad a ganarse el respeto de esta afición y ahora cada vez será más difícil, pero debe seguir intentándolo, los logros de un torero sin triunfos en Madrid quedan muy disminuidos.
José María Manzanares tuvo el mejor toro de la tarde, el quinto, un inválido que debió devolverse a corrales por su extrema blandura pero que se vino arriba en el último tercio y descubrió a un torero carente de energía y oficio, con enormes lagunas, que destorea, que carece de recursos para enfrentarse a un toro que embista, aunque es posible que con ese toreo y toros blanditos obtenga despojos en otras plazas.
El sexto toro era manso pregonado, como decíamos, y no tomaba los capotes, se le picó algo más que al resto y llegó a la muleta acobardado y situado en la puerta de toriles. Hacia él se fue Talavante que le citó en corto y le fue obligando poco a poco a embestir. El toro se tragaba los muletazos a la fuerza. Pero mediante series cortas y emocionantes de redondos ejecutadas con valentía junto a las tablas, el toro cambió de actitud y de terreno y se ubicó en el tendido seis más dispuesto a tomar la muleta, enseñado por su matador, aunque pegado siempre a tablas, allí Talavante cambió de estoque en el momento oportuno, propinó dos series por manoletinas de lucimiento y despenó al toro mediante una estocada desprendida pero muy efectiva que lo hizo rodar por tierra.
El público pidió la oreja por amplia mayoría y el Presidente la concedió, así como la segunda aunque fue pedida con menor efusividad.
Y Alejandro Talavante nos deja el regusto del torero pundonoroso y valiente que no desdeña ninguna oportunidad y que puede ofrecer a la afición muchas tardes de emoción saboreando toreo auténtico.
Como decíamos ayer, no hay que morir, hay que torear y disfrutarlo, así, cada día de corrida es una resurrección controlada, intentaremos analizarlo en otro momento.
Jandro
domingo, 08 de abril de 2007
Pasó toda la semana metido en la piel de un gladiador romano: "el Domingo de Resurrección es un buen día para morir", decía. La Filosofía-Empanada Samurai lo embriagaba. Sólo faltó soltarle a la Presidencia aquello de "los que van a morir te saludan". Sin embargo, la única que le saludó al rayar la tarde fue la torera calle de Alcalá. Hasta ayer, jamás vimos un gladiador con una bandera extremeña a sus espaldas. Talavante cumplió con las expectativas de los buenos aficionados (y de los samurais, supongo). Habemus torero. Pero tampoco olvidemos al otro extremeño que triunfó en arena romana (esta vez sin metáforas): Antonio Ferrera, dos orejas en Arlés. Ave Césares.
ResponderEliminarP.D.: Enhorabuena a los que tuvistéis buen ojo y elegistéis el cartel madrileño (en Sevilla la gente se murió..., pero de aburrimiento).
Gran crónica.
ResponderEliminarDe lo destacado opino que fue una faena emocionante la de Talavante en el sexto, que hizo que no nos fijasemos mucho en la heterodoxia de la lidia llevada, porque lo que ocurría en el ruedo era muy de verdad todo y muy emocionante.
Y de Manzanares igualmente aciertas de leno, yo añdiría que no se preocupó en ningún momento ligar los muletazos porque eso exige mucho, una disposición de la que careció en toda la tarde de ayer, aunque pretenda ser estético, su toreo fue de una vacuidad estremecedora.
Un saludo y gracias por la crónica.
Desorden en la lidia del sexto y mucha verdad en algunos muletazos...ganas de comerse el mundo las de este chico.
ResponderEliminarSe agradece que salga alguien así. Puede haber TORERO.
Aunque llegue tarde, para nada de acuerdo con la opinión de Manzanares. Pero ustedes que ven!!. Los naturales de la tarde los dio él, está con mucho oficio y con un buen sitio. Carga la suerte, casi nadie en el escalafón lo hace, torea con enorme gusto y profundidad, a su segundo toro lo fue desengañando hasta que se dejo pegar dos buenas tandas. Este va a ser el año de Manzanares.
ResponderEliminarUn aficionado,
La corrida no fue tan mala como muchos la pintan. Hay que entender cómo se comporta cada encaste, y estos atanasios de Lisardo lucieron mucho más de lo que se han cantado.
ResponderEliminarEl 1º fue un gran Toro, para el torero, frágil, escaso de fuerzas, que no de casta, y con enorme calidad, con arrancadas propias de la bravura pero al haber sido desastrosamente lidiado y picado no pudo lucir en manos de un torero entregadísimo pero inexperto.
El 6º, demostró a las claras lo que veo que casi nadie ha dicho; fue un MANSO ENCASTADO, que rompe en la muleta fiel a su encaste y a sus terrenos.
2º y 4º no nos los dejó ver un abúlico Juli pero no apuntaron nada realemnte interesante.
El 3º fue un regalo, con el que Manzanas estuvo realmente bien, firme de verdad.
Con el 5º, un gran Toro, el niño de Manzanares hizo el mejor Toreo de toda la tarde al natural. Os pongais como os pongais fue así. Hizo lo mejor de la tarde, artísticamente hablando, después de:
- Intentar asesinar a un TORO BRAVO en varas,
- De lidiarlo indignamente,
- De pincharlo
- De anunciarse con un verde pero imperfectísimo Talavante, que mostró lo auténtico y emocionante que puede ser el toreo.
Si en vez de ser manzanas hubiera sido cualkier desconocido los supuestos buenos aficionados de madrí le hubieran alabado cada natural, me juego el cuello.