El quinto toro, limitado por su carencia de fuerzas y encastadito, con calidad y repetidor en la muleta, no mereció la vuelta al ruedo. ¿Por qué? Porque no fue picado, porque vista su carencia de energías, el matador lo dejó crudo de cara a que aguantase en el último tercio. Resulta obligado recordar que es precisamente en la suerte de varas donde se mide la bravura del toro.
Koldo Larrea - Aquí su crónica completa -
Foto: javier Arroyo
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