Cuando rodó, derrumbado como épico coloso, se sintió temblar la tierra y la gente prorrumpió en una ovación atronadora. Le dieron la vuelta al ruedo al toro-se llamaba Trastero- y las orejas a Rafaelillo, que se batió el cobre de verdad, se asentó desde el principio, cuando más turbulentas y seguidas fueron las embestidas y supo esgrimir sus armas de torero muy toreado cuando llegó el momento de vérselas tanto con el toro como con la gente
(Barquerito)
Foto:Ciace Fotografía
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