Bajísimo nivel de exigencia (de la afición) que ha sido obra de las sucesivas empresas que han dirigido la programación taurina de la plaza y de bien orquestadas campañas de prensa desde hace –asimismo- décadas.
Antaño la crítica especializada se situaba siempre del lado de los aficionados; ellos mismos eran aficionados que se habían formado entre sus filas, ejercían la crítica más como afición que como profesión. Sin embargo, en los últimos años y con muy honrosas y salvables excepciones, parece que la mayor parte de la industria de la información se apoya más en los intereses de los profesionales que del lado de los aficionados, y han llegado a denostar, zaherir y atacar a aquellos grupos del público que defienden con ardor sus intereses, o el precio de sus entradas… de las que viven todos. Sistemáticas campañas en contra de la afición y de que ésta reclame sus derechos, la presencia de los toros, la retirada de la lidia de reses inválidas, incluso –con mayor o menor oportunidad- la ética del toreo, han dado sus frutos.
Rafael Cabrera
En la foto: Vicente Zabala y Carlos Ruíz Villasuso .
La verdad yo todavía no echaría en el mismo costal a Zabala junior y al chuflón de la derecha. Por lo demás, estoy enteramente de acuerdo con su texto. Gastón Ramírez Cuevas.
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