Fui a los toros el miércoles y el
jueves y esta vez no voy a entretenerme en dar demasiados detalles,
tan solo algunas impresiones. El día 4 nada más llegar a la plaza
las primeras personas que me encuentro son a Adolfo y su hijo, estaba
contento con lo de Soria aunque nada me anticipó de lo que íbamos a
ver. Lo que vimos fue un buen encierro de presencia, en líneas
generales y cuatro toros más bien sosotes, un cuarto toro excelente
– cómo metía la cara – y un sexto que fue totalmente
desperdiciado por Adame del que enseguida hablaré. De los otros dos
toreros cabe decir que da gusto la seguridad, firmeza y aplomo que
transmite Ferrera en la plaza, más allá de lo que pueda gustar cómo
torea, pendiente de la lidia en todo momento, firme en todo momento,
un toreo al que se le ve en sazón y con sitio. De Castaño no puedo
decir lo mismo, no lo vi ni firme ni seguro, al contrario que su
estupenda cuadrilla, todos sabemos, creo yo, que es de lo mejor que
ahora mismo se puede ver en la plaza, que estuvo en esta ocasión
bien, aunque sin los alardes a los que nos tienen acostumbrados los
Adalid, Sanchez, Galán, Tito Sandoval… No me explico por qué este
torero sea como sea el toro, se empeña siempre en torear en el
tercio, a veces amaga con irse a los medios, pero enseguida vuelve a
ese terreno, donde buena parte de sus lotes empiezan a defenderse y
perder recorrido, por eso mismo y por obligarles poco.
En cuanto a Joselito Adame ¿qué
decir? Sé que en Madrid anduvo bien con un toro, aunque solo lo se
por referencias, yo no lo vi. De lo que si he visto puedo escribir:
Adame no es Gaona, ni Arruza, mi padre siempre me cuenta aquello de
“desde que torea Arruza, Manolete está que bufa”, no, tampoco es
Armillita, ningún Armillita, no. También es probable - no sé lo
que toreó en Madrid - que no haya visto nunca nada parecido a un
Adolfo (igual me equivoco), desde luego de los que vinieron a
Valladolid no hizo vida: su primero, un toro sin mucha sal, pero que
ciertamente no le quitaba la vista de encima a Adame, no supo por
donde “meterle mano”, me dio la impresión de que el muchacho
estaba sudando tinta, impresión que confirmó el hecho de que en su
primera entrada a matar pinchara… ¡En el suelo!, luego encontró
al toro, pero la estocada apenas había penetrado la piel y la punta
de la espada salía por el costado trasero de horrorosa manera,
extrajeron rápido el acero y al final consiguió matar de mal modo.
En su segundo, junto con el cuarto el mejor toro de la tarde, creo
que aún le duraba el susto y a pesar de que este sí, tenía fijeza
en la muleta y metía bien la cara, fue incapaz de sacarle un pase
decente. De lo visto desde luego, no cabe pensar que, de momento,
pueda seguir los pasos ni emular a tan ilustres predecesores.
De la corrida con el hierro de Parladé de ayer a la que acudí
con cierta reticencia, aunque acompañado de mi hija que quería ver
a Padilla, al que profesa cariño desde el año pasado y que salió
esta vez encantada con El Fandi (esta claro que no tenemos los mismos
gustos, pero ya se sabe que entre mil aficionados hay mil opiniones),
debo decir aunque esto sea, Javier, impropio de nuestras habituales
opiniones, que en líneas generales, muy buenos toros, sin una
presencia excesiva, pero sí bien armados (máxime para lo que
estamos acostumbrados en mi pueblo), resultaron toros nobles, varios
con cierta casta y solo alguno especialmente justo de fuerzas, vimos
que con ellos se hicieron buenas faenas en lo que les cabe a estos
toreros. El Fandi cuando corre menos pone meritorios pares de
banderillas, su estado de forma es excelente, eso está claro,
Padilla ya sabemos que se arrima en los alardes, pero no cuando torea
y El Cid torea tan pinturero como despegado. Hay que decir que El
Fandi en su estilo (tiene que haber de tó) tiene sitio en la plaza y
está pendiente de la lidia y se le ve seguro, además dio dos
estocadas estupendas. Como cabía esperar orejas a tutiplén y a un
toro se le dio la vuelta al ruedo, el quinto, un poco excesivo y ya
eran ganas, porque en ese momento ya diluviaba.
Sí, porque al final del tercer toro y
cuando El Fandi iba a matar comenzó a llover: los abonos de sombra
comenzaron a levantarse de sus localidades sin esperar a que entrase
a matar, distrayendo al toro, así que Fandi tuvo que esperar a que
la burguesía adocenada de Valladolid en pleno, se resguardase,
subiendo a las vacías gradas superiores: antes en la entrada se nos
recordaba que estaba prohibido abandonar la localidad durante la
lidia de cada toro, ahora nadie recuerda ni la norma, ni la
educación, ni sabe que si te mueves en tu localidad puedes estorbar
y de hecho estorbas, la faena, o tempora o mores!
Lo de la “falta
personal” no es porque estemos en pleno eurobasket, no, la cosa es
que a la de Adolfo no creo que fuesen 3000 personas (la plaza tiene
unas 11.000 localidades) y quizá 4.000 a la de ayer, ni un tercio de
entrada ninguno de los dos días: está claro que falta personal y
falta afición, aunque en Valladolid se ha creado un grupo nutrido
llamado “Juventud en los toros” que animan un poco la cosa, pero
en fin. Lo cierto es que cuando se hizo la plaza de Valladolid, hace
más de cien años, la ciudad no tendría ni 100.000 habitantes,
segurmanete muchos menos, no me he molestado en comprobar el dato y
si se hizo tal plaza sería porque se pensaba en llenarla, ahora la
ciudad tiene más de 300.000 y ocurre esto, da verdadera pena, otra
vez en latín: sic transit gloria mundi.
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