Era previsible, la tarde en Mérida presagiaba éxito descomunal, a poco que los toros fuesen a la muleta con nobleza, con esa "clase" que tanto nos quieren vender cual baratija de rastro, que girasen en derredor del coletero sin oponer resistencia alguna, los pañuelos, obsequiados a la entrada se desplegarían por doquier...
Perdí la cuenta de los despojos concedidos. La afrenta, la obscenidad, el sonrojo desde mi afligida afición, llegó a su apogeo cuando apareció el pañuelo naranja desde el palco presidencial.
Talavante se sentía tan "a gusto" que, para gloria del arte de la actual y moderna Tauromaquia, se arrancó por bulerías, un cante menor, fiestero, rápido y bullicioso, afín a sus formas, desde luego, evito emplear el verbo "Torear": las ausencias, mejor no meneallas...
Y, nuestra pasión, malograda de nuevo, se mecía con dolor al compás de Seguiriyas, Cante Grande, primigenio, desgarrado, puro y hondo.
Gloria Cantero.
La cuota de TVE la cubrieron el año pasado en Valladolid con tres figuras. La de este año en Mérida con dos toreros que se quedó en uno. Así que " progresando", el año que viene en Villatempujo y si es posible con un novillero algo adelantado, es decir, que acaba de debutar con picadores. O sin picadores,total para lo que hay que picar, sueldos y derechos de imagen que se ahorran
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