Fuerte como un roble. Fuerte hasta el punto de medirse con los más fuertes tarde tras tarde. Los hierros más duros, los nombres de la leyenda, esos que algunos pronuncian con miedo, esos que otros no quieren ni ver
(...)
Generoso con la estirpe del toro, luciendo su galope cuando va al caballo, recuperando lo que siempre fue la suerte de varas, allá donde se medía sin simulacros la bravura, el empuje, los riñones apretados, las ganas de más pelea cuanta más pelea encuentra, creciendo cuanto más crece el castigo. Generoso donde los demás son cicateros. Cuadrilla de oro de hombres de plata, plata de ley, a ley, las plazas en pie, la ovación a los que siempre quedan en la trastienda.Ana Pedrero (Aquí el artículo completo)
Foto: Juan Pelegrín
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