Quince
años después de que Paloma Sánchez-Rico se empeñase en repoblar
de ganado bravo los cercados de Terrones, al abrigo de las anchas
paredes del imponente caserío de piedra, el corazón de una de las
familias ganaderas más antiguas del Campo Charro late de nuevo al
ritmo de las faenas camperas que siempre se han hecho aquí. […]
Como siga así, con esa mentalidad de ganadera íntegra a la que no
le importa no vender sus toros pero sí criarlos a su gusto, Paloma
contará pronto con el apoyo de estos soñadores empedernidos que son
los aficionados toristas […] El único pesar de Paloma Sánchez-Rico
y su familia es no haber podido crear su ganadería a partir de
Contreras, en la actualidad diluida en exceso. El encaste ha cambiado
pero el espíritu continúa, más en la línea de los Hermanos
Sánchez-Rico que en la filosofía torerista del tío Juan. La
bravura primero y la toreabilidad después. Y como no pretende vivir
de su ganadería, a Paloma no le importa que sus toros sean difíciles
de vender.
Quince
años después de la compra, la ilusión de Paloma sigue intacta:
“Para este año, vamos a dejar 18 erales para utreros. Si no los
quieren para novillada, los dejamos para corrida... ¡Y si no nos los
compran, los disecamos! Nosotros somos aves de paso y, en casas como
la nuestra de 125 años, lo que tiene que seguir viviendo es la
afición. Pasarán las figuras, pasaré yo, pasará Perico, pasará
Juanito, pasará Julito, pero aquí tiene que seguir habiendo toros y
afición. Y así vivirá la Fiesta. Yo creo que al final vamos a
quedar los cuatro de siempre... porque esto es muy duro. Gracias a
Dios, por el momento, no vivimos de los toros. Yo le digo a mis hijos
que, si quieren mantener esto tan bonito como está ahora, tienen que
ganar dinero fuera. Así serán libres y la historia de Terrones
seguirá. Somos toristas: buscamos un toro que dé juego en la
plaza... que para eso es la fiesta de los toros: ¡para ver toros!
En
época de mis padres, por esta casa han pasado Cañero, Gitanillo de
Triana, Marcial Lalanda, El Gallo, Manolete, Antonio Ordóñez... era
cuando teníamos más cartel. Ahora no vienen figuras. No tenemos un
encaste cómodo para los toreros. Ellos eligen y van a lo suyo...
pero yo también me he trazado un camino y voy a lo mío. Es un
camino muy difícil. Una lucha terrible. Yo crío el toro que me
gustaría ver en una plaza como aficionada: un toro encastado y con
bravura... con nobleza al final. También me gusta que vaya al
caballo. En fin: un toro, toro. Mira que es bonito ver un toro
arrancándose al caballo. O un toro que, al morir, te emociona. A
veces, de ver morir a un toro, me he levantado y he aplaudido. Es muy
bonita la bravura que demuestra ese animal. Los toros que hubo aquí
de Contreras tenían casta y alegría. En ese momento era lo que
querían las figuras. No eran toros de mucho trapío, pero sí con
más casta y bravura que lo que se lidia ahora en general. La gente
se divertía con ellos y tuvieron mucho cartel. Para tener ganadería
hay que ser muy sacrificada”.
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Nota: esta ganadería tiene procedencia Clairac, es decir, Gamero Cívico
Foto: Menacho
¡Ejemplares las declaraciones!.
ResponderEliminarUna mujer fuerte !
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