El
gran premio de esta temporada 2000 llegó en la Pascua de Arles: un
encierro fantástico y bravo en el que un ejemplar, Camarito, recibió
el premio de la vuelta, honor que también habrían merecido, al
menos, otros dos toros.
Cuando
después de un combate ejemplar, Camarito, cuarto toro de la tarde,
fue a morir en el centro del ruedo seguido por su matador que así le
rendía homenaje, el público se puso en pie. A paso lento,
desafiando por última vez a este torero formidable que acababa de
dominarlo a carta cabal, Camarito giró varias veces sobre sí mismo,
con la cabeza alta, como para asegurarse de que los diez mil
espectadores habían comprendido bien todo el sentido de su combate.
En mitad de un silencio casi religioso, Pepín Liria lo acompañó en
el último paso. Con un gesto eterno, mientras que la lucha había
sido de una intensidad increíble, lo acarició con la mano por
última vez y se separó de él algunos pasos, para subrayar que ese
instante supremo pertenecía solo al toro, y que a la hora de su
brava muerte, toda la compasión había desaparecido. Un único
sentimiento se imponía: el respeto. Camarito todavía luchó,
siempre dispuesto a la batalla, al mismo tiempo que su vida se
escapaba. Se arrodilló. Pero en seguida se repuso, se incorporó e
hizo frente de nuevo. Este esfuerzo increíble que, durante un
instante, lo arrebató del borde mismo de la muerte, fue el último.
Poseído por un temblor de rabia e impotencia, murió de pie. Luego,
cuando
el último soplo de vida se hubo apagado, se desplomó ante el torero
gracias al cual entraba de lleno en el panteón reservado para los
grandes toros bravos. Un clamor brotó
entonces, y diez mil aficionados reclamaron el honor supremo para él.
Cuando
su cuerpo recorrió por última vez el ruedo de Arles al paso
ceremonioso de las mulillas, su vuelta provocó que el público en
pie y los toreros lo ovacionaran en una comunión de pensamiento
digna de los grandes impulsos místicos. Un colosal momento de
afición, felicidad y autenticidad.
Foto: Gloria Sánchez-Grande
Nota:Cristina Moratiel declaraba a la revista de Taurovent que "Camarito fue un toro sensacional" que cuando murio la dejó profundamente "emocionada"
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