Lástima

No hay que tener la pituitaria muy fina para percatarse de la endeblez, la blandura, la falta de casta, codicia y trapío de los toros que han salido hoy al ruedo de las Ventas pertenecientes a la ganadería de Lagunajanda. Los que salieron en quinto y sexto lugar han sido devueltos a los corrales, los peores del encierro: avacados y con aspecto de chotas o cabras locas. Nos ha dado la sensación de que se trataba de un saldo que el ganadero ha vendido a bajo precio, no tiene otra explicación. A los veterinarios se la han vuelto a colar. De nuevo el encaste Domeq en las Ventas rodando por la arena. El Capea ha tirado violentamente al suelo al segundo toro de una chicuelina, si le da otra más igual le desnorta, tal era la fortaleza del animal. Ha tenido que renunciar al quite, que ha vuelto a intentar en el quinto, primer sobrero de Pereda, impresentable también, esta vez por verónicas, con un resultado parecido, y es que estos toros no permiten lucimiento alguno. Resulta patético ver a los toreros intentando torear a estos famélicos animales que a las primeras de cambio ruedan por la arena. Imposible percibir sensaciones positivas ni emoción alguna, sólo aburrimiento y lástima. El segundo ha ido al caballo con alegría y ha empujado con fijeza en la primera vara, lo que demuestra bravura, era el de hechuras más armónicas, pero claramente la falta de fuerza no le ha dejado pelear. Lástima. Al segundo sobrero perteneciente a la ganadería de Juan Antonio Ruiz Román, de semejantes virtudes a los titulares, el Capea ha pretendido hacer faena primero dando distancia, luego sin darla y finalmente al arrimón, con resultado deslucido en los tres casos, tanto por las nulas condiciones del astado como por la colocación del diestro tan fuera de sitio. Debían haberle recordado que estaba en Madrid, y aquí eso del sitio desde el que cita el torero se mira con lupa, al menos un sector de la plaza, aunque hoy se lo han reprochado todos, tan descarado era. No sabemos por qué se apuntan los toreros a este tipo de corridas, pero en algunos casos concretos nos resulta aún más inexplicable, por ejemplo López Chaves que jalona su carrera con toros de ganaderías encastadas (Cuadris, Adolfos, Victorinos...) y es capaz de realizar valientes faenas de poder a estos toros, debería saber que estas actuaciones sólo contribuyen al desprestigio de su carrera, pues ha caído en la trampa, se ha puesto al nivel de los astados y se ha comportado como un pegapases. Esperamos que recupere lo perdido hoy el próximo día uno de junio con los toros de Adolfo. La afición espera mucho algunos toreros, López Chaves es uno de ellos, aquí no valen las medias tintas, hay que responder todos los días, especialmente ante una afición tan conspicua como la de Madrid. Al que se cae del carro le cuesta mucho volver a subirse. Ya digo: una lástima. Jandro 11 de mayo de 2007