Fracaso

Con veinte años de alternativa viene el Fundi a Madrid a dejar sin torear los toros (su primero ha sido el mejor del encierro, un auténtico Victorino por trapío y bravura) banderillear mal y perder los papeles como director de lidia permitiendo lidias desastrosas, especialmente los tercios de varas y sobre todo el del sexto toro. Ante la casta tiemblan las cuadrillas... y los maestros, y el encierro de José Escolar y Hernández Pla tenía mucha casta, han sido bravos primero y quinto, con boyantes y nobles embestidas, y ni el Fundi ni José Ignacio Ramos han querido hacerles frente, se han limitado a recortarles el viaje y matarles de mala manera. Suponemos que el Fundi tiene la temporada firmada y no necesita triunfos por lo que viene a Madrid a pasar el mal rato y cobrar, sin ningún interés artístico o de oficio, o al menos eso parecía. Pero José Ignacio Ramos seguramente necesita corridas y un triunfo en Madrid debería abrirle algunas puertas, o es que Madrid ya no pone ni quita nada al historial de un torero y por eso tampoco ha demostrado interés, o es que está verde de oficio y escaso de valor? Hace diez años que tomó la alternativa y torea poco, no acaba de romper. Debería decidirse pronto o será tarde. Sean cuales sean las razones la realidad es que ambos toreros han estado muy por debajo de la calidad y posibilidades de los toros que les han tocado. A Robleño, el más joven de los tres, le ha correspondido el peor lote, dos toros mansos de libro que han sido muy mal lidiados, el sexto machacado en varas de mala manera. Pero hemos visto a un torero valiente, decidido, con ambición y ganas de triunfo, que ha sabido enfrentarse a ellos y realizar faenas cortas pero vibrantes arriesgando lo necesario con el fin de triunfar. Ha habido petición de oreja en el sexto, mucho más mayoritaria que ayer pero el Presidente no se ha dignado sacar el pañuelo, un día si y al siguiente no, ¿de qué depende? Del número de pañuelos o de otros intereses? Me pide el Niño de las Ventas que recree la fantasía de la faena que hubiéramos visto si a Robleño le hubieran correspondido en el sorteo los toros primero y quinto. Que cada uno se imagine el morro del toro surcando el albero detrás de la muleta planchada de Robleño sin nunca llegar a tocarla, así durante tres o cuatro series de naturales y otras tantas de redondos, ayudados, adornos etc. Me hubiera gustado sobre todo describir mis sensaciones, mis sentimientos en ese momento, pero hace tanto que no me toca la fibra esto de los toros que ya no me acuerdo de lo que se siente, así que hasta que no lo viva de nuevo me siento incapaz de contarlo, pero no pierdo la esperanza. Jandro 13 de mayo de 2007