Puerta Grande

Pepe Moral ha abierto la Puerta Grande de las Ventas al cortar dos orejas a sendos novillos de la ganadería de Guadaira, encastados y mansos. Pepe Moral ha estado toda la tarde en novillero, pendiente de los toros, con ansia de triunfo, muy dispuesto y lo ha conseguido, nos alegramos mucho cada vez que un novillero triunfa a ley, porque vemos en él la continuidad de la fiesta, la renovación del escalafón tan anquilosado, nos ilusiona de cara al futuro y nos emociona su emoción, la que se siente en el triunfo, en la conquista de una meta, en el logro de un reconocimiento importante en su carrera. Pero esta alegría no nos impide recomendarle que revise sus apuntes sobre el “natural”, o los pida prestados si ese día se saltó la clase. Le hemos visto muy flojo con la izquierda y antes se decía: “en la mano izquierda están los cortijos”. La novillada nos ha gustado, ha salido encastada, pedía el carné, decía nuestro inolvidable maestro Vidal, igual que la corrida de ayer que algunos confunden con ancestras fieras. Será que en los tiempos que corren no acostumbramos a ver toros de raza y ni los toreros ni los espectadores ni los críticos aciertan a distinguirlos. O quizá los toreros sí y se van por la tangente, como ha hecho hoy el aspirante a torero Emilio Justo (tomará la alternativa en Julio). Emilio ha sido desbordado por la casta de sus dos novillos. Al cuarto, bravo, noble y repetidor (el mejor de la tarde) le ha enseñado todos los trucos de mal comportamiento de forma que el novillo se ha vuelto intratable y ha dejado de embestir con nobleza para cabecear peligrosamente, colarse y quedarse corto. Al primero de la tarde, también noble, le trataba de torear desde fuera de cacho y el novillo no se lo ha permitido, de forma que se ha dejado ambos sin torear y ha tenido la osadía de saludar desde los medios al cabo de su primera faena respondiendo a los tímidos aplausos de algunos entusiastas. Pérez Mota ha dejado olor a buen torero en su faena al segundo, es una pena que no haya sido capaz de revalorizarlo en el cuarto, quizá le ha desanimado la denegación de la oreja por parte de la presidencia, esa injusticia ha podido producirle desánimo y le ha impedido realizar el torero que seguro sueña. Para triunfar en este mundo taurino es imprescindible no dejarse influir por las circunstancias, hay que tener espíritu de acero. Numeroso público pedía la oreja para Pérez Mota, al igual que ayer para Robleño. El Presidente de la corrida debe conceder la primera oreja cuando la mayoría del público la pida, le parezca merecida o no. El público se puede equivocar pero es soberano, o al menos eso dice el reglamento, pero dice tantas cosas que no se cumplen. Por ejemplo: ¿se han fijado Vds. en los calzoncillos blancos del caballo bayo de picar? ¿y en los verdes de otros días? Menos mal que tiene de quita y pon. Jandro 14 de mayo de 2007