miércoles, junio 04, 2014

Sobre la actuación de Perera ante le 6º toro de Adolfo

En esto que salió el sexto, aún mejor que el quinto, aún mucho más que el cuarto. Y ahí estaba Perera con su interpretación posmoderna del toreo basada en tandas ligadas y poco importa que vayan hacia las afueras, que la pierna robótica quede atrás, que ligue encorvado, que cite de perfil que haga carreritas hacia atrás. Pero Perera muy inteligente supo ver que lo que pedía la gente no tenía dificultad y con su particular paráfrasis era posible apuntillar el rotundo éxito que le precedía en esta feria. Fue mucha puerta porque -aunque dio unos naturales de buena colocación y ejecución- no se vio faena concluyente, ni capote, ni estoconazo y esto en Madrid, que se sepa, es obligatorio.

Paz Domingo - Tirón de orejas -


Nada hizo el de Puebla del Prior con el percal (algo que al novel presidente se le olvidó cuando sacó, con rapidez y alegría pueblerina, los dos pañuelos), pero lo vio claro en la muleta. Y a base de sobarlo al principio, de irlo metiendo en el trapo con suavidad, en paralelo, sin demasiada limpieza y desde fuera, fue encelándolo. En la tercera tanda se descubrió, por descolocación, y el toro hizo por él. Fue sólo un susto, pero era lo que necesitaba la gente para entregarse por completo, rendida como ya estaba al gesto del pacense. Y con ese toreo moderno de echar la pata atrás, fue ganándose al respetable y al toro, en lances cadenciosos, ligados, y ya, por fin, templados, cuyo principal mérito residía en lo bien que le dejaba la muleta preparada para ligar y tirar de él en el siguiente lance. Además, y en contra de lo que hacen otros muchos diestros en ese toreo julianesco, lo remataba en la cadera, no hacia el más allá, con lo que se facilitaba la ligazón y la descolocación antes de cada muletazo no era tan evidente (fíjense en el epíteto). Dos magníficas tandas con la zurda al final del trasteo fueron lo mejor, sin duda, de toda la tarde y de otras muchas (aunque le costase encontrar hasta seis tandas ese magnífico pitón…). Tras un desarme, por pisarle el toro el trapo, se tiró a matar y cobró una estocada por arriba, levemente atravesada, de la que rodó el toro como una pelota.

Rafael Cabrera - Los adolfos también embisten -

1 comentario:

  1. El señor que perpetra esta "Crónica" no tiene ni idea. Un faenón de Perera, y con un pedazo de Adolfo delante, ahora no podrán decir que tenia delante un inofensivo domecq

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