miércoles, junio 04, 2014

"Hablar de ganaderías duras y ganaderías blandas es absurdo. Todas son blandas" (Domingo Delgado de la Cámara )

No me ha gustado la corrida de mi gran amigo Adolfo Martín, y como él no es partidario ni de la coba ni de los paños calientes, hablo claro. La corrida me pareció muy mejicana, esto no es un elogio, es una crítica. En general la corrida fue sosa, blanda, descastada, muy en el estilo del toro mejicano actual, que también procede de Saltillo.En la corrida de ayer hubo algún toro de buenas cualidades, pero estaban empañadas por esa blandura y esa sosería de la que hablo. Me sorprendió lo abantos que fueron los toros de salida, cosa rara en esta ganadería. En el caballo cumplieron aceptablemente, pero llegaron a la muleta con muy pocas posibilidades. Los nobles embistieron sosa y blandamente. También hubo algún mulo de media arrancada con la cara por arriba; y también hubo alguno rajado, que acabó en la querencia.

La corrida tuvo una presentación muy desigual, con toros tan serios como el cuarto y tan poco serios como el primero. Pero esta desigualdad no es imputable al ganadero. Cuando los veterinarios meten la cuchara y empiezan a desechar toros, la corrida final suele ser una escalera. El encierro tenía nombres tan ilustres como Malagueño, Baratero o Escribiente, mala cosa es que fallen las familias más importantes de la casa. En una ganadería como ésta, con fama de dura y encastada, no es buen augurio que sus toros salgan tan sosos y blandos. ¿A qué se debe esto? Ya lo he dicho muchas veces, la presión del taurinismo es tal que no han sabido resistirse a ella ni los ganaderos más toristas. Hasta en estas ganaderías se ha buscado la nobleza y la suavidad en los tentaderos. En realidad los criterios selectivos no han sido muy distintos de los de Domecq, don Juan Pedro. El aficionado también ha exigido un toreo estéticamente impecable y cada vez más lento. Y ni los ganaderos duros han sabido sustraerse a esta exigencia. Hablemos del ganadero torista por excelencia, Victorino. Las corridas de Victorino de hoy en día, nada tienen que ver con los victorinos de hace treinta y cinco años, mucho más fieros y peligrosos. En este contexto, hablar de ganaderías duras y ganaderías blandas es absurdo. Todas son blandas. Y teniendo en cuenta todo lo dicho, también se antoja estúpida esa obsesión de los toreros por el toro de Domecq, precisamente en el momento en que los otros encastes y las ganaderías duras están en su momento más suave.

Domingo Delgado de la Cámara - Vía Del toro al infinito -

Nota: Para reflexionar...
nota: Ya que el debate está abierto, les enlazo a lo que escribe Rafael Cabrera sobre la corrida y que hemos subido al blog.

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