Picador: Francisco Javier Sánchez de la cuadrilla de Alberto Aguilar
Foto: Juan Migel Sánchez Vigil
Nota añadida: Escribe Vazqueño:
Llegó al cite del picador, se creció al sentir el hierro y empujó codicioso, romaneando y empotrando la cabalgadura en tablas. Allí afianzó los cuartos traseros mientras el picador castigaba, empujando derecho, con los riñones, echándose a los lomos a caballo y jinete. Se enceló ciego de furia con el penco, haciéndolo rodar, lanzando un haz de cornadas. Varios capotes trataban de distraerlo, los monos lo coleaban, otro tiraba del pitón con todas sus fuerzas. Nada, Lirio parecía una estatua de mármol, ciego, fijo en su presa. Pasaron un par de minutos, quizá tres. Salió de allí detrás de un capote, haciendo tomar el olivo a un peón. Caballo y picador hubieron de retirarse, maltrechos los dos, aquel con una soberana paliza y probablemente alguna cornada, este con un tremendo costalazo. Había que verlo nuevamente, desde la distancia, en la contraquerencia, pero Alberto Aguilar no movió el caballo reserva, nos hurtó la bravura de Lirio
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