miércoles, junio 04, 2014

Los de Adolfo también embisten (Rafael Cabrera)


Pues sí, después de tantos años de campaña en su contra, negarle el pan y la sal al ganadero madrileño, la prensa supuestamente especializada no podrá (si aún le queda un mínimo de honradez) sino rendirse a la evidencia de que los toros de Adolfo… también embisten. Es cierto, reconozcámoslo, que ha necesitado que se apunte a su corrida un diestro del denostado G5, y que haya conseguido hacerle la faena que podrá encumbrarlo definitivamente entre esa misma prensa. Pero, sea por una cosa u otra cualquiera, el caso es que ha quedado patente que cuando a estos toros de Adolfo se les torea sin tanta precaución como es habitual, cuando se le deja la muleta en la cara, cuando se está firmemente asentado en la plaza, cuando se torea con decisión y con temple, los toros de este singularísimo encaste de Albaserrada también responden, como cualquier otro encaste de los preferidos por los coletudos.

No sé si alguien –de esos que habitualmente ponen por las cavernas del averno a esta ganadería o al encaste en general, que son legión…- puede seguir creyendo que la selección en esta vacada se basa exclusivamente en la pelea en varas o que simplemente no existe; de todo habrá sin duda, pero, como a cualquier mediano aficionado salta a la vista, e incluso al más indocto de los espectadores se le ocurrirá, en las tientas también se fija el ganadero en el comportamiento en la muleta, aunque sus directrices no sean las de la “toreabilidad” ñoña, pastueña y mansa, sino la de la casta, repetitividad y acometividad. Luego los hijos de vacas y sementales aprobados saldrán como quiera la naturaleza dotarles, pero la selección ya está hecha conforme a esos preceptos. Y ayer pudo verse, cuando dos espadas se decidieron, cada cual a su manera (uno con éxito y otro sin él), que los “albaserradas” de Adolfo son tan boyantes como uno puede encontrarlos entre los “nuñez”, los “atanasios”, o los “domecqstizados” “domecq”, aunque no suelen aburrir como aquellos cuando se traspasa la línea de esa “toreabilidad” hacia su consecuente y siguiente descaste absoluto. Eso sí, hay que darles, como a cualquiera de ellos, la distancia apropiada a cada cual, hay que ofrecerles el trapo con sinceridad, encelarlos en el engaño, hacerles las cosas con suavidad y seguridad, sin tirones ni brusquedades, porque, y ello también es cierto, estos toros se complican y aprenden a toda velocidad, más que otros encastes más bobalicones. Cuando ayer se hicieron bien las cosas, especialmente en los dos últimos toros, éstos respondieron y pudieron verse los momentos más interesantes del festejo, 

Rafael Cabrera - Los de Adolfo también embisten -  

1 comentario:

  1. Domingo ha dicho lo que algunos pensamos, eso de ganaderías toristas es algo del pasado por mas que algunos se empeñen en pensar lo contrario y no las traten de igual forma

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