Un tiempo, el actual, en que la figura del aficionado comienza a desligarse del rico y variado mundo de los toros, en el que su criterio siempre había destacado, sin que ello menoscabara en ningún caso los gustos del público, base popular de la fiesta. Un distanciamiento del aficionado que se produce prioritariamente, por el papel secundario al que se ha relegado al toro - una comparsa que embiste sin casta - en perjuicio de la autenticidad de la corrida, a la que se añade la técnica conservadora empleada por un número elevado de toreros que dan la espalda al clasicismo, al adoptar en el enfrentamiento con el astado un desvío del sentido ético y de la pureza en ese transcendental encuentro cuando el toro le viene al torero - al situar éste, por norma, la pierna de salida atrás, es decir, descargando la suerte -.
Una realidad que no es señalada por una crítica que no asume sus funciones , ni por el público, que cada vez desconoce más las bases del espectáculo.José Campos (Catálogo de la exposición "Los Toros" de Santiago Vera en la Universidad de Wenzao)
Foto: tomada del twitter @Gradadelsiete
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