lunes, junio 03, 2013

La revolución (Carlos Alonso)

La revolución

A día de hoy, sigo fascinado por el debate que en las redes sociales ha provocado la actuación del matador Javier Castaño y los toreros tanto a pie como a caballo que actúan a sus ordenes.

Y de lo primero que me congratulo es, de que este debate gire en torno a la lidia, a los tres tercios y de repente aquello que amenaza con convertirse en mero trámite se convierte en el núcleo de la tertulia. Y se escucha debatir sobre las funciones y cometidos del picador y del banderillero, y se empieza a prestar atención al comportamiento del toro durante toda la lidia y entonces me vengo arriba y todo el pesimismo que llevo arrastrando sobre el devenir de la fiesta trastoca en esperanza e ilusión, pues si esto va a tener futuro alguno pasa por una reconversión absoluta del festejo taurino tal y como se concibe ahora mismo. Si la fiesta de toros va a ser la fiesta de la faena de muleta será complicado defender un espectáculo así, estético y vacuo porque para eso ya hay otras bellas artes que ocupan con mejor tino ese espacio y manchan menos de sangre.

Me devano con la idea de que esto es una revolución, espero que imparable, y otro argumento que me fortalece en mis pensamientos es que los que se han postulado públicamente como detractores de Castaño y sus chicos, coinciden sospechosamente con ser también los defensores a ultranza de la fiesta sometida a lo que sucede en la faena de muleta. Que casualidad¡¡¡.

Respecto a la critica que estos defensores del stajanovismo muletero hacen de la técnica y cualidades, estrictamente profesionales, como picadores y banderilleros de Sandoval, Adalid, Sánchez o Galán, es por supuesto una cuestión sometida a debate y que admite juicios objetivos. Sin embargo deben sonrojarse cuando caigan en la cuenta de que en el 98% de los espectáculos taurinos que les gustan, durante los tercios de varas y banderillas están haciendo sudokus en el mejor de los casos y pidiendo que “les cuiden el castigo y lo hagan ligerito” casi siempre.

Por último y por tocar todos los palos argumentales, veo que lo que más ha dolido a los señores que realizan la publicidad de las figuras es que pudiera ser que la cuadrilla haya opacado a su matador. Señores, en el contexto de lidia moderna pudiera ser, en el contexto de aficionado lo dudo, porque el público sabe valorar la disposición de un torero y que propicie tal espectáculo y lo van a demandar como producto comercial, con lo cual el Sr. Castaño se va a dar su garbeo por los sitios donde se aprecia la lidia completa.

Y como la historia está ahí para el que quiera aprender diremos que un matador que otra cosa no, pero de esto sabia un rato como fue Fernando el Gallo, rápido hizo porque un joven que despuntaba con las banderillas de nombre Rafael Guerra “Guerrita”, ¿les suena? se enrolase en su cuadrilla y tarde tras tarde exigía, don Fernando le exigía que “diese fiesta a aquello”, valor añadido lo llaman los técnicos en mercado.
Carlos Alonso

Foto: juan pelegrín. El fotografiado es el buen picador Ismael Alcón 

1 comentario:

  1. A mi tb me sorprenden las críticas, por ir contra la practica totalidad de la plaza, puesta en pie, y rompiendose las manos a aplaudir a estos hombres. Tanta gente no puede estar equivocada...

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