El apartamiento hoy del medio rural y de su zona específica de cultura tradicional, no hace mucho dominante, ha facilitado la incomprensión - por no poderse experimentar - de lo que son los ciclos del vivir y del fenecer. Ya nadie ve morir a un animal, ni a un hombre. Sólo de manera virtual. Así cuando vemos la muerte auténtica nos parece un espanto.(...).Desde esa perspectiva cuando en la corrida de toros se ve de verdad la muerte, y la sangre, y se advierte en su crudeza qué significa el tránsito hacia la eternidad, es un acto que produce un choque, un rechazo, porque revela lo que estaba oculto, lo que está disfrazado por la civilización, el hecho de la muerte. A través de la corrida de toros, la cultura hispánica evoca que estamos inmersos en un mundo vacuo, representativo, que morirá, que es aprehendido por la consciencia humana por medio de la consumación de lo vital que se ocasiona en el mismo espectáculo. Por ello, el arte de los toros hace que entendamos mejor la existencia y busquemos la armonía, el respeto y el equilibrio con lo circundante, con la naturaleza, donde toro y hombre, como el resto de los seres, libran la batalla real.
José Campos
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