El problema viene, para aquel que considera esta suerte como un MAL necesario, es más, el problema mayor es si esta persona se considera “aficionado”. En este caso este individuo desconoce la esencia de la bravura, y por tanto defiende una fiesta donde el toro es una mera comparsa, el espectáculo un teatro, un ballet y por tanto una FARSA.
Foto: Sánchez Mejías
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