Llevo algún tiempo meditando sobre el camino que hemos tomado en este blog: mucha exigencia y mucha crítica, casi todo nos parece mal y el resto mejorable. Y me parece que ya está bien, quiénes somos nosotros para juzgar a todo bicho viviente (toro, torero, empresario, matador, periodista...) incluso a la autoridad competente la hemos puesto a caer de un burro. Que osadía.
Unos aficionadillos de tres al cuarto que intentamos reventar la fiesta, eso es lo que somos, con el esfuerzo y el trabajo que se toman algunos para vender todo el aforo y que nadie sufra percances y todo el mundo salga alegre y contento de la plaza con la orejitas cortaditas y las manos rotas de aplaudir.
Ya está bien digo yo de tanta oposición a la lógica evolución de la fiesta, hoy los toros son diferentes, hay que olvidarse de la casta y del trapío que son términos obsoletos, hoy el toro tiene que salir de toriles con un máster de comportamiento aprobado con nota y dejarse torear y matar sin rechistar para gloria de Domecq y de su matador.
Así que si contratan Martelillas para Madrid no recordemos sus anteriores fracasos, esperemos que la ganadería se haya recuperado y no digamos que los traen por su bajo precio y por amiguismo. No insistamos en que José Tomás sólo torea Tufillos, veamos el lado bueno, cómo le ponen esos aviesos animales, como un Hecce Homo y él sin moverse del sitio, valoremos su valor y también el de Ponce que nos premia cada año con una tarde en Madrid y encima le pitamos desde que se pone delante del moribundo, quiero decir del toro (me había despistado) y que si torea despegado, que si no se arrima, que si está fuera de cacho, que si se alivia...
Y lo que nos tienen que aguantar los picadores, esas almas cándidas que se esfuerzan en no destrozar toros y los ahorman con eficacia para lucimiento de su maestro.
Nada de eso. Punto pelota. Hasta aquí hemos llegado.
Y no sigo por no aburrir, que me releo y me doy vergüenza.
No podemos ser tan desconsiderados, a partir de hoy cambiamos conceptos y mutamos a público festivalero y aplaudidor y si escribimos y opinamos siempre a favor de la fiesta festivalera, como Molés y tantos otros, y a lo mejor hasta nos pagan por ello, ala a intentarlo.
Jandro
28 de diciembre de 2008, festividad de los santos inocentes
Unos aficionadillos de tres al cuarto que intentamos reventar la fiesta, eso es lo que somos, con el esfuerzo y el trabajo que se toman algunos para vender todo el aforo y que nadie sufra percances y todo el mundo salga alegre y contento de la plaza con la orejitas cortaditas y las manos rotas de aplaudir.
Ya está bien digo yo de tanta oposición a la lógica evolución de la fiesta, hoy los toros son diferentes, hay que olvidarse de la casta y del trapío que son términos obsoletos, hoy el toro tiene que salir de toriles con un máster de comportamiento aprobado con nota y dejarse torear y matar sin rechistar para gloria de Domecq y de su matador.
Así que si contratan Martelillas para Madrid no recordemos sus anteriores fracasos, esperemos que la ganadería se haya recuperado y no digamos que los traen por su bajo precio y por amiguismo. No insistamos en que José Tomás sólo torea Tufillos, veamos el lado bueno, cómo le ponen esos aviesos animales, como un Hecce Homo y él sin moverse del sitio, valoremos su valor y también el de Ponce que nos premia cada año con una tarde en Madrid y encima le pitamos desde que se pone delante del moribundo, quiero decir del toro (me había despistado) y que si torea despegado, que si no se arrima, que si está fuera de cacho, que si se alivia...
Y lo que nos tienen que aguantar los picadores, esas almas cándidas que se esfuerzan en no destrozar toros y los ahorman con eficacia para lucimiento de su maestro.
Nada de eso. Punto pelota. Hasta aquí hemos llegado.
Y no sigo por no aburrir, que me releo y me doy vergüenza.
No podemos ser tan desconsiderados, a partir de hoy cambiamos conceptos y mutamos a público festivalero y aplaudidor y si escribimos y opinamos siempre a favor de la fiesta festivalera, como Molés y tantos otros, y a lo mejor hasta nos pagan por ello, ala a intentarlo.
Jandro
28 de diciembre de 2008, festividad de los santos inocentes
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