Así vieron a Paula con el sobrero de Martínez Benavides en el Otoño madrileño del 87, Joaquín Vidal y el dibujante José Puente.
"Las verónicas aleteando el capotillo precioso de vueltas azules -de güerta-jasule-, la media verónica citando de frente, la brega al cuarto toro-torazo sin permitir que nadie interviniera en la lidia, fueron el preludio de la manifestación más sublime del arte de torear. Nunca el toreo fue tan bello".
"Y la faena seguía. A la majeza de los naturales hondos sucedían tandas de frente, "trayéndoselo toreado", "rematando detrás de la cadera", "echándose el toro por delante en los pases de pecho", que sí, que es cierto; y, siéndolo, daba lo mismo esa u otra técnica, pues la resultante era una explosión estética imposible de medir".
"Una conmoción había invadido al diestro genial, que pinchó malamente, descabellaba peor -al público le traía sin cuidado: tenía el paladar saturado de aromas-, y se marchó a tablas, demudado, trastabillando por entre una nube de ensoñaciones. Debía de estar en otro mundo. Dobló el toro y Paula no pudo sino sentarse encima y acariciarle los lomos".
Los dibujos originales de José Puente los encontré en la Cafetería Donald, en la Calle Canalejas de Sevilla, junto al Hotel Colón. Gracias a mi amigo Edmundo por las fotos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario