Alguien le llamó desde dentro del burladero de cuadrillas con el capote, y allá fue el toro a derrotar, cuando en el momento crucial del encuentro se le quitó el capote y el animal se quedó descordado tras el choque virulento. Esta es una vieja costumbre que no por ser mil veces realizada pueda considerarse materia de ley. Ya se deberían haber tomado medidas hace mucho tiempo para que estos aviesos ayudantes de toreros reciban órdenes de la autoridad competente de estarse quietecitos en las llamadas de los capotes desde el refugio del callejón. Es decir, que les den un toque con una buena multa para que aprendan.Paz Domingo (en la crónica de la corrida de Pedraza de Yeltes de ayer en Las Ventas)
miércoles, mayo 22, 2013
Sobre la costumbre de llamar al toro desde el burladero
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De acuerdo, si lo tuvieran que pagar ellos...otro gallo cantaría
ResponderEliminarEn Sevilla nos birlaron de ver a lo que prometía ser un gran toro de Miura por la dichosa costumbre.
ResponderEliminarEn Sevilla también se partió un pitón uno de Cuadri por lo mismo. Estoy con Pedro Pérez Muñoz, que si lo tuviesen que pagar ellos otro gallo cantaría.
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